Capitulo 8

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De nueva cuenta, su hora de comida se había retrasado casi dos horas. Una clienta lo entretuvo más de la cuenta, malgastando su tiempo. A esa mujer más le valía dejarse de coqueteos absurdos o bien podría irse buscando otro abogado. Él no estaba para jueguitos, nunca los tuvo con quienes representó en su momento, no tenía ninguna necesidad de hacerlo ahora. Aunque su conciencia le recordó un par de deslices que tuvo en sus primeros días como litigante, pero en su defensa podía decirse que cuando esos sórdidos asuntos ocurrieron, la relación abogado/ cliente, había concluido.

Para cuando entró al restaurante ya eran casi las tres de la tarde.

—Veo que empezaste sin mí. —Dijo Tom mientras tomaba asiento frente a Dave. Éste ya estaba degustando un plato de sopa.

—Pues ni que fuéramos novios... hace veinte minutos que estoy esperándote y por si fuera poco me querían quitar la mesa.  

—Ya, ya —se carcajeó al ver como Dave hacia una especie de puchero—. ¿Qué ordenaste?

—Sopa de guisantes, y un bistec con puré de papas y verduras cocidas al vapor. Y vale más que te guste, porque he pedido lo mismo para ti —tomó un sorbo de su bebida y dibujó una media sonrisa en sus labios—. ¿Sabes de qué me enteré hoy por casualidad? —Tom lo miró algo intrigado— Creo que te va a interesar un poco —se llevó un trozo de pan a la boca que saboreó lentamente, ganándose una mirada furibunda—. Celine envío un par de currículos a ciertas organizaciones, la mayoría son del tipo que ofrece ayuda legal.

El rubio se quedó un momento cavilando.

—Y... de casualidad, ¿sabes si unas de esas organizaciones incluye la fundación de mi padre? ¿De qué te ríes? —Agregó al ver como su amigo reía sonoramente.

—No tienes remedio —le guiñó un ojo—. Y casualmente, si sé: no ha enviado su currículo a la fundación, pero conociéndote...  estoy seguro de lo que va a pasar a continuación.

—Ahora resultaste adivino, ¿no? —Ahora fue él, quién se carcajeó— Pues después de todo, me da gusto que este expandiendo sus posibilidades.

—Tú tuviste algo que ver con esa "expansión" —aseguró Dave—. Me apuesto un par de dedos a que le estuviste echando sal a la herida.

—¿De cuando acá es un crimen opinar? Es un país libre —dijo poniéndose manos a la obra con el plato de sopa que le habían puesto enfrente—. No sé porque estás pensando mal.

—Piensa mal y acertarás –tomó un sorbo de su bebida—. Pero dime, ¿esto van en serio? Desde el club estás raro, pero de ti no me extraña tanto, sino de ella. ¿Cómo es que confía en ti? ¿Cómo es que de la noche a la mañana son amigos?

—Dudo que lo haga —admitió—. Pero estás de acuerdo que a ti te pasó lo mismo con Erin.

Dave se atragantó con el bocado que tenía en la boca.

—Sólo contéstame una cosa, ¿tus rencillas con Ashford están involucradas en esto?

—¿Y ése mierda que tiene que ver?

—Déjame pensar —Dave compuso una expresión de suma concentración—, supongamos que ahora que eres un hombre nuevo decides hacer una buena acción la cual de alguna manera terminará beneficiándote a ti. Entonces te topas con Celine, quién curiosamente es la ex de Ashford —Tom hizo una mueca de enfado—. Vas y le dices lo que piensas de ella, cierto o falso, el punto es que le haces saber que merece algo mejor. Ella duda al principio, y como no hacerlo si conoce la clase de buitre que eres; pero después le empieza a encontrar sentido a lo que le has dicho. Entonces comienza el tan ansiado cambio, una vez que ella se encuentre plena y realizada, vas a tratar de conquistarla y ella pensará que tú fuiste el único que le tuvo fe y eso te sumará buenos puntos a tu favor. Una vez que la consigas, harás alarde del trofeo que llevas del brazo delante de Ashford.  Para ese entonces habrás pulido un diamante en bruto y herido el ego de tu peor enemigo. Tú dime si me equivoco.

Amor en manos enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora