Se movió un poco en la cama y antes de despertar sonrió feliz por estar al lado de ella, pero se llevó un chasco al no encontrar el cuerpo tibio y suave de la castaña. Abrió los ojos repentinamente y se sentó en la cama, no escucho ruidos en el cuarto de baño, así que se puso unos pantalones y se encaminó por el pasillo.
—Buenos días. —Saludó Celine, sentada en el comedor de Tom, con una taza de café en mano y en la otra el diario.
—Buenos días—respondióél dándole un beso rápido en los labios-. ¿Qué hora es? -
Preguntó con tono jovial mientras le daba la espalda al brillante sol que se metía por la ventana.
—Cerca de las diez —contestó ella levantándose— ¿Te sirvo un poco de café? —Le ofreció al rubio.
—Si, gracias— y el rubio se sentó a un lado y tomó el periódico que Celine momentos antes estaba leyendo—. Por cierto, que romántico fue amanecer contigo al lado. —Tom tenía una sonrisa burlona. Ella sonrió con una expresión de "Lo sabía".
Celine parecía muy cómoda moviéndose de aquí para allá por la cocina, el rubio sería feliz de verla todas
—Perdona, pero es que no puedo dormir más de las ocho.
—¿Aún cuando nos dormimos algo tarde? —Le hizo un guiño.
Tratando de disimular su parecido con el de un tomate, Celine decidió cambiar el tema.
—¿Has visto las fotos del compromiso? Están en la página tres de sociales.
Le puso la taza de café a un lado mientras él buscaba la página del compromiso de sus amigos. En una de las fotos de los invitados, salían ellos.
—Celine y Thomas Lynch. —Leyó el rubio con una sonrisa.
La castaña se limitó a esbozar una tímida sonrisa. Era cuestión de tiempo para que sus padres, y la madre de Lynch vieran esa foto. La reacción que más temía era la de Ellen Lynch.
—Ven acá —-dijo atrayéndola hacia él y sentándola en sus piernas—. Déjame besarte— y tomó los labios de la castaña con ternura, como solo él podía hacerlo—. Te amo. —Dijo seductoramente cuando se separaron.
—Yo también. —Respondió con el corazón latiéndole a mil.
Tom sonrío al ver esos brillantes e intensos ojos oscuros fijarse en los suyos. Al mismo tiempo, pudo ver como la luz le arrancaba brillo al diamante que llevaba en el cuello. Era extraño, pero desde ese momento ya no podía imaginarse sin ella. Quizás las cosas estaban yendo demasiado rápido últimamente, pero no dejaría escapar la oportunidad de ser feliz, como alguna vez lo hizo en el pasado. Perder el tiempo, ya no era una opción.
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Greg, estaba paralizado con la foto que tenía frente a sus ojos. Releyó un par de veces la nefasta línea de Celine y Thomas Lynch. Ambos rostros sonreían hacia la cámara, que casi le provocan el vómito. Estaba furioso aunque su rostro de suma concentración no develara nada.
Ni siquiera el hecho de que Erin no se hubiera molestado en avisarle de su evidente compromiso con el imbécil de Sizamore, le dolía tanto. No, lo que le dolía, y le estaba carcomiendo las entrañas, era esa foto, la máxima evidencia de que Celine estaba con Lynch.
Tuvo un presentimiento, y para comprobarlo, fue directo al portal de registros públicos. Estuvo buscando bastante tiempo por alguna licencia o acta de matrimonio, pero no encontró nada. Lo único que constaba ahí era el acta de matrimonio y divorcio, con él. Le enfureció el hecho de que ya no podía estar ligado a ella, solo eran un par de documentos los que dictaban que tuvieron un principio y un rotundo final. Nada más.
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Amor en manos enemigas.
CasualeImagínate que odias a un chico de tus años de colegio. Después, imagínate que ambos toman caminos separados. Ahora imagínate que después de tu divorcio... te enamoras de él. -En edición-