Capitulo 30

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—¿Qué? —Preguntó Tom incrédulo, parecía tan increíble escuchar esas palabras, que pensó que tal vez se trataba de una broma pesada o algún efecto de la resaca.

—Lo que oyes, despertó.

—¿Está bien? ¿Dijo algo? —De repente empezó a temblar.

—Está confundida, no nos han dicho mucho, no hemos podido verla... —Escuchó un leve forcejeo.

—Van a hacer unos estudios —era la voz de Erin—, después de eso seguro podremos verla. Los papás de Celine ya vienen para acá, así que date prisa.

Dejó caer el celular al suelo, y corrió al baño.  Apenas si alcanzó a llegar hasta el sanitario para devolver el estomago. La cabeza le pesaba cuando se metió en la ducha, y en menos de diez minutos, ya estaba rumbo al hospital. 

Habían pasado semanas en las que una y otra vez soñaba con ese momento, pero por alguna razón, la felicidad no se sentía como tal. Tenía un presentimiento en el pecho, y no de los buenos precisamente. Sacudió la cabeza para despejarse, y por primera vez en mucho tiempo, tenía ganas de fumar un cigarrillo. Pero entonces recordó a Jonathan, y sintió culpa, no por el hecho de que hubiera decidido dejar el tabaco, sino porque Celine había despertado sola en la habitación mientras él estaba bebiendo como si se tratara de un sábado social. 

Le hubiese gustado estar ahí cuando los ojos de Celine se abrieron, y ver de nuevo ese brillo, ese haz de vida encenderse en ellos. Ver su rostro desorientado tratando de averiguar qué fue lo que sucedió, y hubiese querido decirle que todo iba a estar bien, que él estaba ahí...

¿Habrá pensado en mí? 

¿Habrá dicho mi nombre? 

No supo cuanto tiempo había estado sumergido en sus cavilaciones, pero pronto salió de ellas cuando entró al hospital y vio a Carmichael caminar hacia donde estaban los padres de Celine.

Erin lo miró con gesto aliviado, y Dave lo recibió con una enorme sonrisa.

—Antes de hacerlos pasar, quisiera compartir con ustedes unos detalles  –el asentimiento fue general—. La paciente, presenta un cuadro de pérdida de memoria, aún no sabemos si esta condición será permanente.  Así que de momento trataremos esta pérdida de memoria como temporal.  Pueden ser días, semanas e incluso meses los que pasen para que ella se recupere. Sé que has tenido paciencia todos estos meses —dijo posando su mano derecha en el hombro del rubio a modo de apoyo—, pero tendrás que tener un poco más para ayudarla y entender esta situación.

Tom no supo que decir, de pronto tenía la garganta seca, y las manos le temblaban. 

—Pueden pasar a verla, pero les sugiero que no le hagan demasiadas preguntas o le hablen de situaciones que ella no pueda cavilar bien, no es conveniente forzarla. 

Tom hizo ademán de sentarse, pero Jonathan le palmeó la espalda.

—Anda, ve tu primero.

—Pero...

—Ve, por favor. —Agregó Lily con una sonrisa.

Thomas siguió al doctor Carmichael, a grandes zancadas. Su corazón estaba más que acelerado, sentía que iba a salirse de su pecho en cualquier momento, un doloroso nudo se instaló en su garganta y el dolor de cabeza no ayudaba en nada. Llegaron a la puerta de la habitación, y entró primero Carmichael, presentando a su visita.

—Tienes visitas.

—¿Quién? —La voz de Celine ahora arrastraba las palabras. A Tom le dio la impresión de que le dolía la garganta al hablar.

—Ya verás.

Al rubio se le paralizó la razón, como un autómata entró a la habitación y más le estrujo el corazón cuando ella lo vio con extrañeza.

—Hola. —Dijo Tom, una vez que se quedaron solos. A pesar de que tenía ganas de tomarla entre sus brazos, se contuvo, era evidente que ella no encontraba agradable la visita.

Amor en manos enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora