Capitulo 15

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—No estás tan mal. —Opinó Dave al ver el rostro de Tom, mientras desayunaban esa mañana de lunes, cerca de los tribunales.

—Cállate, Dave.

—Lo digo en serio, el último golpe te lanzó se vio muy maricón, pero ya veo que tuvo sus efectos.

—Búrlate. No me hagas recordar aquella vez que te dejaron el ojo cerrado como por dos semanas. ¿Quién fue el afortunado? ¿Cory Whitman?

Dave soltó una carcajada, mientras dejaba su taza de café a un lado.

—Éramos unos críos cuando sucedió eso.

—¿Me estás diciendo quejica?

—¿Quejica? ¡Suertudo diría yo! Los golpes son lo de menos, ahora eres una especie de víctima para los Schwartz.

—¿Pasé de victimario a victima? ¡Qué ironía!

—No eres el único, yo también tengo ahora la imagen de santo. He pasado de ser el testigo hostil al mensajero de la paz.

Tom soltó una carcajada. Dave lo secundó, la única diferencia es que para cuando el moreno terminó de reírse, Tom seguía carcajeándose.

— Muy bien —se aclaró la garganta—, ya entiendo, Erin te ha recomendado a alguien de imagen pública, extiéndele mis felicitaciones.

—Erin es grandiosa. Hablando de ella, no creas que te invité a desayunar para mimarte por tus golpecitos del fin de semana, quería que fueras el primero en saber que pienso casarme con ella.

La expresión del rubio se tornó seria de inmediato.

—¿Cuándo?

—No lo sé, primero tengo que pedírselo. —Contestó Dave.

—No me refiero a cuando se lo pedirás, sino a, ¿cuándo te diste cuenta de que era la correcta?

Dave sonrío un poco y bajó la cabeza un momento.

—Creo que lo supe desde el primer momento. Nunca trató de cambiarme, supongo que pensaba que era caso perdido, pero el hecho de que me aceptara tal y como soy, es lo que más valoro.

—En ese caso... Felicidades Dave, de verdad me alegro mucho por ti.

—Gracias. Después del trabajo iré a buscar un anillo —Dave se levantó de la mesa—. Tú serás el padrino, así que prepárate.

—De haber sabido te habría invitado a otra parte que ameritara el peso de la noticia. Llámame cuando te desocupes, quizás pueda ayudarte con lo del anillo.

—Está bien. Apuesto a que te quedarás un par de minutos más para asimilar la noticia. Te veo luego, viejo.

Efectivamente, Tom apenas procesaba lo dicho por su amigo. Vaya que las cosas estaban cambiando.

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—No te creo —dijo Deena completamente alarmada mirando a Erin—. ¡No te creo! —Repitió esta vez mirando a Celine.

Era lunes por la tarde, y lo sucedido el fin de semana ameritaba reunión de emergencia.

—Pues créelo —Erin hizo a un lado su panque de moras e hizo una mueca—. De no ser porque te fuiste de fin de semana con Elliot lo habrías visto con tus propios ojos.

—¿Y cómo está Tom?

—Después de que se le bajó la hinchazón, le quedó levemente morado el pómulo.

Amor en manos enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora