Una llamada a la mitad de la noche, es alarmante. Casi siempre es porque algo malo ha sucedido, o alguien ha bebido más de la cuenta y le ha atrapado la nostalgia. Pero una llamada a la mitad de la tarde, en pleno jueves, bien puede ser una invitación a cenar o a un funeral.
Salió de terapia intensiva, sintiendo que él mismo debía internarse y estar ahí, en una cama, conectado a una máquina respiratoria, porque dolía mucho respirar por sí mismo. Tenía los ojos irritados y cansados. Sentía que no pisaba el piso brillante, que era solo un fantasma, o un alma en pena, atrapado en los pasillos del enorme hospital. Dio un par de pasos, y se quedó mirando por la ventana. El sol se había ido sin dejar rastro, y ahora la noche, caía pesadamente en la ciudad.
Desde ahí, todo era luces y movimiento, Para algunos, solo era hora de ir a casa, cenar algo y ver la televisión hasta quedar inconsciente, pero para Tom, no sería tan fácil desconectarse, aunque quisiera abandonarse, estaba seguro que no podría. Era oficialmente el peor día de su vida.Con el pronóstico incierto de Celine, todo se volvía más difícil y más oscuro. Una parte de su mente, quería ver el lado positivo, pero la otra parte, la racional, la que siempre hablaba con voz potente y estaba cargada de desquiciante seguridad; le decía que debía prepararse para lo peor.
Justo entonces, la vista se volvió borrosa.
Las lágrimas amenazaban con caer de nuevo, pero su celular sonó con una alegre melodía, que silenció casi de inmediato. Entonces cayó en cuenta de que nadie sabía de lo ocurrido con Celine, quizás en su trabajo se daban una idea por la llamada de Anna, incluso puede que la policía se hubiera presentado, quién sabe.
En la pantalla, el aviso era de una llamada perdida de Dave. Pulsó la tecla de marcado, con manos temblorosas.
—¡Viejo! ¿Qué haces? —La animada voz de Dave, lo hizo sentir aún más miserable.
—Dave, ¿está contigo Erin?
—Sí. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Aléjate de ella, hay algo que quiero decirte pero no quiero que se vaya a alterar
—Listo, ¿qué sucede?
—Estoy en el hospital, con Celine. El maldito hijo de perra de Greg la atacó.
—¡Mierda!... ¿Ella está bien? —Dave esperó un par de segundos, podía escuchar como su amigo tomaba aire— Tom, ¿está bien?
—Está muy lastimada... —Apenas si se le escuchaba la voz.
—En este momento salgo para allá... ¿Quién está contigo?
—Nadie, pero estoy bien. Sólo quería hablar.
—Te veo en menos de diez minutos.
Agradeció el gesto de su amigo, y si... aunque no pudiera aceptarlo, necesitaba compañía, alguien que al menos le dijera que no iba a volverse loco.
Aún con el celular en mano, se debatía en hacer la llamada a casa de los Byrne.
Finalmente, se armó de valor y marcó.
—¿Diga?
—¿Jonathan?
—Sí, ¿quién habla?
—Soy Tom.
—¡Hey! Justo Lily estaba pensando en llamar a Celine, para invitarlos a cenar mañana. ¿Qué dicen?
Tom tragó saliva.
—No... yo creo... Jonathan, pasó algo esta tarde... Celine está en el hospital.
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Amor en manos enemigas.
DiversosImagínate que odias a un chico de tus años de colegio. Después, imagínate que ambos toman caminos separados. Ahora imagínate que después de tu divorcio... te enamoras de él. -En edición-