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Siguió con la mirada el hilo rojo, pasando de una foto sacada de una cámara de seguridad a las notas que hace bastante tiempo escribió.

Le fue bastante difícil seguir el rastro de aquel mafioso, duró mucho tiempo, ahora con veintiséis años logro obtener una pista para encontrar al mafioso.

Debía obtener un lugar en aquella subasta, no debía perder está oportunidad, tenía que ir a ese lugar y llamar la atención del líder de Hazard, la mafia más poderosa de toda Asia.

Con su dedo siguió el camino de un hilo, que comenzaba desde la imagen borrosa de un hombre, hasta terminar en la imagen de un chico saliendo del aeropuerto.

―Seo Changbin... ―el heredero de todo el poder de la mafia, el hijo de aquel hombre, el culpable de dejarlo huérfano ―Eres tú quien me llevará a mi destino.

Siguió viendo la foto, su plan debía ponerse en marcha, mañana sería la subasta y por lo que fue avisado, debía prepararse adecuadamente.

―Oficial Yang, aquí tengo el boleto para la subasta ―entró su compañero, sosteniendo en su mano el boleto, una simple hoja lograría llevarlo a su destino.

―Dámelo, debo prepararme ―recibió el boleto, viendo en ella las reglas para participar en la subasta.

- El 75% del dinero se irá a la persona, el resto se quedará en la casa.

- Después de la entrega deberán vivir por seis meses con el comprador.

- Solo pueden participar vírgenes.

- El producto a vender es su cuerpo, si no se está de acuerdo deben retirarse antes de la subasta.

- Una vez hecha la compra no podrán comunicarse con el mundo exterior, no mensajes, mucho menos llamadas.

- Se les dará una semana de prueba, si no satisfacen las necesidades del comprador, serán desechados y el dinero será reembolsado.

Guardó el boleto en su bolsillo, tenía entendido que la subasta era privada, porque si no lo fuera, todos los policías irían al lugar para arrestar a los organizadores.

―Si no fuera porque es una subasta privada, seguramente todos me acompañarían.

Jeongin soltó una risa burlona, se estaba metiendo a la boca del lobo, eso era seguro, pero debía alcanzar su objetivo.

Matar al desgraciado que mató a sus padres. El padre de Seo Changbin.

Seo Dongmi.

―Bueno, debo ir a mi casa ―agarró sus cosas y salió de su oficina.

―Buena suerte.

Jeongin le dió un asentimiento y salió de ahí, debía prepararse tanto física como mentalmente.

Se subió al ascensor, presionó el último botón.

―Voy a subastar mi virginidad ―soltó un suspiro ―todo por un hombre.

El ascensor llegó al estacionamiento, vio a lo lejos su auto, en unas horas dejaría toda su vida para vivir con otra persona.

"Ojalá esa persona sea Seo Changbin"

Tenía que ser él, Jeongin debía lograr venderse a Changbin.

Se acercó a su auto, viendo su reflejo en la ventana.

―No puedo echarme para atrás ―recargó su cabeza en la puerta del auto ―No después de todos los años que tarde en recolectar la información.

Sacó la llave de su pantalón y abrió la puerta, entró lentamente, pensando en todas las posibilidades.

En todos los contra de su plan, de aquel plan que lo mantendría alejado de todo lo que construyó, ese plan que se planteó desde niño.

―No tengo nada que perder ―se miró al espejo retrovisor ―después de todo, no tengo familia.

Llegó a su casa, alistó sus cosas para mañana, todo debía salir perfecto, está era su única y última oportunidad para acercarse a Seo.

Las horas pasaron demasiado rápido, ahora se encontraba frente a las puertas de aquel lugar, a su lado estaban demasiadas personas, tanto hombres como mujeres.

La puerta se abrió, haciendo que todos entren a la casa.

El lugar estaba perfectamente iluminado, muchos cuartos y luces rojas a su alrededor.

―Me alegra que vinieran ―una chica con traje se les acercó, entregando una hoja a cada uno ―ahora quiero que lean toda la hoja, si están de acuerdo con los términos firmen al pie de la hoja, pero si no lo están tienen tiempo de salir por la puerta.

Todas las personas comenzaron a firmar, pero Jeongin seguía indeciso.

Soltó un suspiro y comenzó a leer el documento.

Las reglas que se encontraban en el boleto solo era la cuarta parte de todas, existía muchas más, incluso había varios acuerdos que debían cumplirse entre el "producto" y el comprador.

"No puede irse antes de los seis meses por voluntad propia".

Jeongin lo pensó por un momento, hasta que tragó saliva y firmo el papel.

Ya estaba hecho, no había marcha atrás.

―Los que firmaron el documento deben seguirme, los demás pueden salir.

Casi la mayoría siguieron a la chica, los demás salieron de la casa. Jeongin se encontraba caminando hacia la chica.

―Necesitamos ver la mercancía, mi compañero ayudará a los hombres y yo a las mujeres ―un chico entró a la habitación ―chicas entren a esta habitación ―abrió otra puerta.

Los hombres se quedaron en la habitación, había una gran variedad de tipos de cuerpo, entre los más grandes y musculosos, hasta los más tiernos y delicados.

―Quitense la ropa, necesitamos ver todo ―Jeongin se sorprendió, esto ya era demasiado, ¿Acaso se olvidó leer esa parte?

Todos acataron, se quitaron la ropa y fueron clasificados, había tres categorías, los musculosos , los que tenían un cuerpo normal y los curvilíneos.

Cuando ya terminaron de examinarlos les dieron una ropa a cada uno, a Jeongin le tocó una ropa muy reveladora, pero debía resignarse, su categoría era la curvilínea, todo gracias a su cintura pequeña y sus caderas un poco anchas.

―Vayan a cambiarse, la subasta empezará en unas horas, deben estar presentables.

Todos comenzaron a vestirse, había una gran variedad de ropa, desde las más formales hasta las más reveladoras.

―Hola, veo que te tocó la categoría curvilínea ―un chico se le acercó, tenía un cabello largo con pocos rizos y unas mejillas un poco abultadas, era bastante tierno ―me llamo Han Jisung ―extendió su mano para que Jeongin la estrechará.

―Hola, me llamo Yang Jeongin ―aceptó el saludo.

Al menos había encontrado a alguien con quién hablar y olvidar sus nervios.

Al menos había encontrado a alguien con quién hablar y olvidar sus nervios

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Plan: Seo Changbin [Changjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora