Pensamientos inevitables

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Poché.

Este es uno de esos momentos en los que estoy segura de que la vida me odia.

No sabía si reír o ponerme a llorar al darme cuenta, gracias a la mirada de la chica frente a mí que en definitiva este no iba a estar entre mi lista de días felices.

Los ojos de Daniela me fulminaban, creo que el incidente en el estacionamiento no era mi mejor carta de presentación, pero cómo se supone que iba yo a saber que precisamente la histérica que se puso a gritonearme era la persona a la que tenía que tomarle las fotografías.

—Daniela —la voz de Ivana resonó llamándola, pero ni aun así la castaña frente a mí apartó su mirada de la mía —Ella es la fotógrafa de la Revista Glamour —continuó la rubia que no parecía siquiera percatarse de que Daniela estaba hecha una fiera.

—María José Garzón —dije presentándome amablemente tratando de que con eso pudiéramos romper un poco la tensión que se sentía entre las dos —pero puedes decirme Poché —agregué extendiendo mi mano sin dejar de sonreír.

Contrario a lo que esperaba, Daniela entrecerró los ojos y cruzó sus brazos a la altura de su pecho dejándome con la mano extendida e ignorándome por completo.

—¿Qué está haciendo aquí? —preguntó molesta hacia Ivana.

—Ya te lo dije, —respondió la rubia mirándole mientras levantaba una de sus cejas —viene a tomar las fotografías que quedaron pendientes.

—Pues no tengo tiempo —dijo Daniela volteándose y dándonos la espalda mientras se acercaba a uno de los caballos que se encontraban ahí y comenzaba aparentemente a cepillarlo.

Veo como Ivana cierra los ojos y respira profundamente mientras se presiona el puente de la nariz con los dedos.

—Daniela...

—Oiga, ya le dije que como siga haciendo esos corajes le van a salir más arrugas en la cara Señora —suelto de repente haciendo que Daniela voltee de inmediato, escucho que alguien ahoga una risa, pero la ignoro —Y déjeme decirle que es de muy mala educación darle la espalda a la gente y más grosero aún dejarla con la mano extendida.

Ella da un par de pasos hasta quedar a mi altura, abre la boca como queriendo decir algo, pero vuelve a cerrarla, su respiración está algo agitada.

—Daniela basta —Ivana dice molesta —deja de portarte como una niña y será mejor que se den prisa —agrega antes de empezar a caminar hacia la salida.

—Ivana —la castaña habla en voz alta en un intento por detenerla.

—Ahora no Daniela —responde la rubia sin detenerse —hablamos si quieres en la casa, tengo que ir a ver a los patrocinadores —y sin mirar atrás simplemente abandona el lugar.

La atención de Daniela vuelve a dirigirse a mí. Mientras cierra los ojos y respira profundamente, me dedico a observarla un poco, a decir verdad, es guapa, bueno siendo sincera es más que guapa, es hermosa, su rostro ligeramente afilado le hace resaltar los pómulos, y acentuar su mandíbula, tiene unos labios carnosos sin llegar a ser gruesos, no lleva demasiado maquillaje, solo el necesario para resaltar un poco más la belleza natural que sin dudas posee, lleva su cabello largo y castaño sujeto en una coleta dejándolo caer sobre su espalda. El traje azul marino que supongo debe de ser el uniforme que usa le hace resaltar su figura de una manera sumamente favorable, rematadas con unas botas negras tan brillantes que bien podría usarlas como espejo sin ningún problema.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora