Un salto al corazón

Epílogo... Un Salto al Corazón

Daniela.

10 meses después...

Vuelvo a poner mis manos sobre la delgada base madera mientras intento buscar un poco de acomodo en la silla en la que me encuentro. Aunque en la sala hay pocas personas, no consigo entender ninguna de las conversaciones, lo único que se escucha son simples murmullos sin sentido. El pequeño cubículo de no más de un metro que es separado por delgadas paredes de madera uno de otro no logra aminorar el frío que se siente en el interior a pesar de que afuera de este edifico el calor es apremiante.

Vuelvo a mirar la hora en el reloj de mi muñeca, casi diez minutos de espera. Suelto un bufido y una vez más me pregunto si en verdad vale la pena estar aquí, pero tengo que resignarme, después de todo fui yo quien accedió a hacerlo, así que no me queda más remedio que seguir siendo paciente, aunque no creo que eso me dure mucho. Por lo pronto prefiero ocupar este tiempo en repasar mentalmente las últimas indicaciones de Demián en la práctica de ayer.

Un pitido y el sonido de un seguro eléctrico desactivarse da paso al de una puerta abriéndose y pasos acercándose, distingo alguien sentándose justo frente a mí obligándome a levantar la mirada.

Sus ojos inexpresivos me observan con recelo a través del grueso acrílico transparente que nos separa. Tomo el teléfono fijo que está pegado sobre la pared del cubículo y lo llevo a mi oreja esperando a que haga lo mismo. Tarda unos segundos más observándome y finalmente toma el suyo.

—Veo que finalmente te dignaste a venir —su voz suena a través del aparato y aún así soy perfectamente capaz de sentir su amargura y el tono acusatorio en sus palabras.

—¿Para qué querías que viniera Ivana? —pregunto simplemente ignorando su comentario.

—¿Por qué no habías venido cariño? —pregunta simplemente ignorándome como tantas veces —¿Tan rápido te olvidaste de mí?

—Mañana es el Campeonato Mundial —le comento ignorando ahora yo su pregunta.

—¿Y esperas a que te desee buena suerte? —cuestiona soltando una risa irónica.

—No —respondo seca —lo que quiero es que entiendas que tengo cosas más importantes que hacer como para estar perdiendo mi tiempo aquí contigo —su sonrisa se borra de inmediato —Así que ¿qué quieres Ivana?

—Llevo aquí diez meses Daniela...

—Lo sé, y has estado hostigándome los últimos seis para que viniera —puedo notar cómo poco a poco su cuerpo se tensa —Así que dime de una vez por todas ¿qué es lo que quieres?

—¿Por qué me hiciste esto? —pregunta de repente, frunzo el ceño —Por tu culpa es que estoy aquí —me acusa —Tú hiciste que me hicieran esto... Después de todo lo que hice por ti.

—Fueron tus decisiones y tus actos los que te tienen aquí Ivana, no yo —respondo tranquila y segura de mis palabras —No intentes culparme porque las cosas ya no funcionan así, ya no más.

Ivana me mira con impotencia al saber que no puede acercarse como quisiera, puedo ver cómo intenta controlarse mientras sostiene con fuerza el teléfono con una mano mientras cierra la otra en un puño.

—¿Por qué Ivana? ¿Por qué hacer todo eso? ¿Qué fue lo que te hice?

Cuestiono esperando que por un segundo ella finalmente me de las respuestas. Sin embargo, no dice nada, simplemente me observa intentando amedrentarme.