Última oportunidad

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Poché.

Tomo el teléfono cuando escucho que este vuelve a sonar, en cuanto veo el nombre de Abi en la pantalla simplemente lo vuelvo a dejar a un lado mío sobre la cama mientras vuelvo a fijar mi atención en la grieta totalmente intrascendente que hay en el techo de mi habitación.

Intento de verdad concentrarme en ella porque no tengo más ánimos para seguir pensando en lo que sucedió anoche. Pero, para mi mala suerte las malditas imágenes están más frescas que nunca.

Maldigo internamente cuando el teléfono vuelve a sonar indicando una nueva llamada de mi amiga. Sé que no va a descansar hasta que no le conteste y tal vez lo más fácil sería apagar el teléfono, pero sigo teniendo la esperanza de que Daniela responda a los mensajes que le he enviado, y de los que ya perdí la cuenta, o me devuelva alguna de las más de veinte llamadas que le he hecho.

Suspiro resignada y finalmente decido que lo mejor será responderle a Abi.

—Bueno —totalmente desganada.

—¿Por qué no me respondes? —suelta de pronto sin siquiera saludarme.

Hola Abi ¿cómo estás? Yo no muy bien, gracias por preguntar —digo sarcástica.

—No estoy para bromas María José —frunzo el ceño, solo hay dos motivos por los que Abi me llamaría por mi nombre, está muy preocupada o está muy enojada y conociéndola debe de tener una peligrosa mezcla de ambos.

—Abi...

Abi nada —me interrumpe —será mejor que levantes tu estúpido trasero de la cama en la que de seguro estás hundida y abras la puerta o lo próximo que vas a escuchar son los golpes que le voy a dar cuando la rompa.

—Abi, de verdad no...

Me interrumpo en cuanto escucho los golpes frenéticos en la puerta de mi apartamento, definitivamente Abi no está bromeando.

—Voy, voy, voy —digo en voz alta caminando hacia la puerta, Abi continúa golpeándola hasta que abro y ella entra como un torbellino. —¿Qué te pasa? —le pregunto algo molesta.

—¡¡¡Qué ¿qué me pasa?!!! —responde también alterada —¡¡¡Qué ¿qué me pasa María José?!!! —camina directo hacia mí señalándome con su dedo —¡¡¡¿Quieres saber qué me pasa?!!! —pregunta molesta —Pasa que ayer te comportar como una autentica idiota y después te desapareces sin decir nada. No respondes mis llamadas y no contestas mis mensajes —dice enumerando con los dedos de su mano —Me tienes muerta de la preocupación pensando en que algo pudiera haberte pasado y todavía tienes el descaro de preguntarme ¿qué me pasa?

—Lo siento Abi —respondo apenada —es que necesitaba estar sola y pensar —le digo bajando la mirada y apartándola un poco de la suya.

—Bien, eso lo entiendo —dice ella sin la más mínima paciencia —¿Pero por qué carajos no me respondes? Estuve a nada María José, a nada de hablarle a tu padre e ir a la policía —la sola mención de mi padre hace que de inmediato regrese mi vista a ella, Abi me mira y por primera vez desde que llegó distingo que sus ojos están rojos e hinchados, señal de que ha estado llorando, eso solo logra que mi culpa crezca.

—Abi, cálmate —escucho a alguien hablar a mi lado y entonces me doy cuenta de que Liz también está aquí. Ella sonríe en cuanto se da cuenta de que la estoy mirando —Hola Poché, —saluda tranquila —como verás estábamos un poco preocupadas —añade siendo ella quien finalmente cierra la puerta —¿Por qué mejor no nos sentamos?

Abi bufa y da la vuelta caminando hacia la sala dejándose caer en uno de los sillones, cruzando sus brazos y poniendo una de sus piernas sobre la otra, aún tiene el rostro serio y el ceño fruncido.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora