Desde cero

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Daniela.


—Bien Daniela, dale otra vuelta al circuito —escucho la voz de Demián —suelta un poco más la rienda para que Belina no se vea tan forzada.

Sigo las indicaciones de Demián mientras conduzco a Belina por toda la pista saltando cada uno de lo obstáculos, la sensación de tranquilidad que Belina es capaz de transmitirme es sin dudas una de las principales razones por las que comencé a amar esta disciplina.

Belina se mueve con soltura, haciendo que en ocasiones me pregunte si en verdad soy yo quien la lleva o es simplemente lo que ella me quiere hacer creer.

Terminada la vuelta al circuito me dirijo directamente a donde Demián nos espera, una vez que llego con él bajo de la yegua.

—La última vuelta lucio mejor —me dice satisfecho.

—Sí, soltar un poco a Belina la relajó —digo dándole la razón.

—Bueno, ya está empezando a hacer más calor, será mejor que llevemos a Belina a descansar, pasado mañana tienes la segunda clasificatoria.

Asiento tomando las riendas de Belina y caminando junto a Demián hasta el picadero en dónde Polo nos espera para quitar el equipo de Belina y llevarla a su establo.

—¿Vas a ir a la cena de esta noche? —le pregunto a Demian una vez que salimos del picadero y caminamos sobre el campo, haciendo referencia a la acostumbrada reunión que el Centro Ecuestre hace previo a cada competencia.

—Tengo que —responde él con un tono que deja claro lo poco que le entusiasma —Ya sabes que esas cosas no me gustan.

—Pues si te sirve de consuelo ya somos dos —confieso porque mis ganas de estar presente son exactamente iguales a las suyas.

—Bueno Danielita —dice mientras me rodea los hombros con uno de sus brazos —son los gajes del oficio.

Suspiro porque es verdad, estas cenas las organiza el Centro Ecuestre junto con la Federación para que los jinetes tengamos la oportunidad de conocer a posibles patrocinadores, de hecho, así fue como Ivana se encargó de contactar con Thomas Hills con quien hemos hecho un buen equipo. Él como mi patrocinador en las competencias y yo como la imagen exclusiva de su marca.

—¿Y tú cómo estás? —Demián me pregunta de pronto.

—Bien —respondo —ya sabes, los nervios y la ansiedad previas a cada competencia —añado mientras sonrío brevemente.

—Bueno, eso ya lo sé —dice él deteniéndose de pronto y mirándome —Lo que quiero saber es cómo estás tú no la competidora.

Respiro profundamente apartando mi mirada de la suya y posándola en el gran campo verde frente a nosotros. Demián tiene ese don de saber perfectamente cuando algo no va bien conmigo a pesar de lo mucho que me esfuerce en aparentar lo contrario.

—No lo sé Demián —digo finalmente —Podría decir que estoy bien, pero... me siento como si estuviera dividida.

—¿A qué te refieres? —Demián me cuestiona.

—Bueno... es solo qué... estoy aquí y me siento bien, en mi ambiente, rodeada de todo lo que me gusta y lo que me hace sentir bien... Tú, Isa, Belina... me siento en casa, en familia —le digo mirándolo nuevamente —Pero si estoy en casa, me siento como vacía por dentro... Aunque Ivana esté ahí es como si la casa y mi cuerpo estuvieran solos todo el tiempo... —bajo mi mirada cuando siento cómo mis ojos comienzan a picar, odio verme vulnerable.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora