Nada a cambio

737 62 2
                                    



Daniela.


Tomo el teléfono de encima de mi mesa de noche para finalmente salir de la habitación y bajar ha la cocina dispuesta a prepararme una taza de café antes de salir de casa. Este día he quedado con mi madre y Juliana para desayunar juntas, pero como si fuera un ritual para mí, no puedo irme sin disfrutar de mi primera taza.

Como lo esperaba Ivana está sentada en una de las sillas del comedor con la taza frente a ella y la atención en el teléfono. Miro la hora y son casi las ocho de la mañana.

—Buenos días —digo una vez que la tengo cerca, pero como otras tantas cosas que he dejado de lado ya no me acerco a besarla como antes. En lugar de eso camino directo a uno de los gabinetes para sacar una taza y servirme del líquido caliente de la cafetera.

—Buenos días cariño —Ivana responde como una autómata, como casi siempre lo hace, sin mirarme.

—No te oí llegar anoche —comento dándole un sorbo a mi taza mientras mi vista se dirige al jardín de la casa.

—Lo siento, la reunión se alargó —dice sin aparatar la vista del celular. A veces me gustaría saber que tanto ve todo el tiempo —Por cierto... —finalmente levanta la mirada hacia mí, pero frunce el ceño en cuanto me ve.

—¿Qué sucede? —pregunto mirándola.

—¿Por qué no tienes la ropa de equitación puesta? —pregunta mirando mi atuendo de arriba abajo, unos jeans negros y un suéter ce cuello tortuga con franjas en blanco y naranja. —¿Acaso no tienes práctica hoy?

—No iré —respondo simplemente —he quedado con mi madre y Juli para pasar el día antes de...

—¿Antes de que vuelvan a irse dejándote sola? —Ivana pregunta interrumpiéndome mientras tiene una media sonrisa en su rostro haciendo que mi cuerpo se tense.

—Ivana...

—Cariño —vuelve a interrumpirme poniéndose en pie y caminando hasta llegar a mi lado —No puedes olvidar tus responsabilidades —dice colocándose detrás de mí y rodeándome con sus brazos mientras acerca su boca a mí oído —Recuerda que no puedes permitirte distracciones —añade antes de dejar un beso en mi mejilla. Por alguna razón en estos momentos su contacto me resulta incómodo.

—Ivana... —digo tratando de moverme para romper el contacto sin embargo ella presiona más su agarre —Sólo será un día — añado en un intento de alguna manera justificarme ante ella.

—Lo sé cariño, solo un día antes de que todo vuelva a ser como siempre —de nueva cuenta su comentario mordaz hace que mi pecho se hunda.

—¿Qué ibas a decirme? —cuestiono tratando de cambiar el tema. Provocándole una pequeña risa.

—Estaré fuera todo el día. —responde soltándome finalmente y caminando de nuevo hacia la mesa donde había dejado su teléfono —Te veré em la noche.

Sin esperar a que diga algo, toma su celular y camina hacia la sala para tomar su bolso y finalmente sale de la casa.

—Adiós cariño —digo de forma sarcástica en voz alta.

Suelto un suspiro antes de ir hacia la mesa para tomar la taza que dejo Ivana para lavarla junto con la mía. Una vez que termino tomo mis llaves y salgo de la casa para subir a mi auto luego de poner la alarma y encaminarme hacia el hotel en el que mamá y Juliana han decidido quedarse. No he insistido en pedirles que se queden en casa porque sé perfectamente que no hubieran aceptado y la verdad es que en estos momentos prefiero evitar otro enfrentamiento como el de ayer con Ivana.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora