Otras Prioridades

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Daniela.


Todo a mi alrededor parece haberse detenido, no sé cuánto tiempo llevo sin moverme, porque lo cierto es que no quiero hacerlo, no quiero abandonar esta sensación, no quiero dejar de sentir el calor que emana el cuerpo al cuál estoy aferrada. Si bien otros brazos como los de Demián o los de Isabel me han sostenido, en esta ocasión se siente diferente, se siente bien... me siento bien.

Odio verme y sentirme vulnerable ante los demás es por eso que me he enseñado a ponerme una coraza, incluso ante mi familia. Una coraza que solo Demián o Isa habían logrado burlar con el tiempo y sin embargo, esta chica que me mantiene entre sus brazos ha logrado derribarla sin el menor esfuerzo.

Respiro profundamente mientras me aprieto ligeramente a ella tratando de guardar en mi memoria el recuerdo de esta sensación. Ella corresponde a mi abrazo y finalmente las dos vamos aflojando nuestro agarre poco a poco, tan lento que pareciera que a ella también le cuesta separarnos. Finalmente, nuestros cuerpos se separan, pero mis manos permanecen en su cintura al igual que las suyas no abandonan mis hombros. Nuestros ojos se encuentran y solo entonces me percato de lo hermosos que son los suyos, en una mezcla de verde y miel que parecen mandar destellos gracias a la luz de los rayos del sol.

—¿Estás mejor? —pregunta ella con los ojos fijos en los míos, su tono de voz es suave pero aún así percibo un poco de preocupación en él.

Asiento con mi cabeza mientras agacho mi mirada nerviosa por la intensidad de la suya. Es como si con el simple hecho de mirarme fuera capaz de leerme por dentro.

—Gracias... —alcanzo a decir en un susurro —Siento mucho todo lo que pasó —le digo sinceramente volviendo a mirarla.

—¿De qué hablas? —me cuestiona frunciendo el ceño.

—De la manera en la que me he comportado y en cómo te he tratado —le digo —yo...

—Daniela... —habla interrumpiéndome de pronto —No sé de qué hablas, si no lo recuerdas nos acabamos de conocer —agrega ella sonriendo y haciéndome sonreír a mí —Ahora será mejor que regresemos porque tienes que prepararte.

Asiento y finalmente y muy a pesar quito mis manos de su cintura igual que ella de mis hombros. Nos damos una última mirada antes de caminar de regreso al picadero. Ni ella ni yo decimos nada, simplemente avanzamos la una junto a la otra y contrario a lo que podría pensar, lo cierto es que tanto este silencio como su compañía me resultan agradables.

—Daniela... —Demián se acerca a mí con semblante preocupado —¿Todo bien? —pregunta mientras me mira.

—Yo voy por mis cosas e iré a la pista —Poché dice mientras camina hacia donde Polo está terminando de preparar a Belina, toma un maletín del suelo y lo cuelga sobre su hombro para encaminarse hacia la salida.

—Asegúrate de conseguir un buen lugar —le digo antes de que salga, ella voltea y me mira con una sonrisa.

—Bromeas, yo tengo un palco privado —me responde guiñándome un ojo y saliendo finalmente.

—¿Y ahora son amigas? —Demián pregunta a mi lado y en cuanto lo veo me muestra una sonrisa enorme.

—No. —respondo —Pero ya que va a estar aquí por tres meses, decidimos llevar la fiesta en paz.

—Gracias a Dios —dice el hombre y luego suelta un suspiro volviendo a mirarme ahora un poco más serio —¿Estás bien? —vuelve a preguntarme.

—Lo estaré Demián —le digo más tranquila —por ahora solo tengo una cosa en la cabeza —agrego y él asiente entendiendo a lo qué me refiero.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora