Un salto de fe

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Daniela.



Aun mucho antes de llegar a la entrada puedo escuchar las risas provenientes del interior, son tal que terminan contagiándome haciendo que acelere mis pasos. Desde la entrada puedo apreciar la pequeña celebración que han formado. No tengo idea de dónde ha salido, pero distingo una botella de vino y algunos vasos colocados encima de una de las mesas. Mi sonrisa se expande ante la imagen, Demián, Isabel, Polo, Rodrigo y Poché forman un círculo mientras ríen de lo que sea que Demián está contando.

—¿Puedo unirme a la fiesta? —pregunto en voz alta llamando la atención de todos.

—Dani, al fin llegas —comenta Demián —Ahora si podemos empezar la fiesta —agrega mientras toma la botella y comienza a abrirla para servir los vasos ayudado por Isabel y Rodrigo.

Los observo durante un momento antes de que mi atención se fije en Poché quien se acerca.

—¿Todo bien? —me pregunta con una sonrisa mientras toma mi mano.

Me acerco un poco a ella y acaricio su mejilla con mi mano libre posando un corto beso sobre sus labios.

—Raúl me contó lo que sucedió —le digo haciendo que su sonrisa se borre de inmediato —Tranquila, ya me explicó todo —agrego al ver su rostro preocupado.

—Lo siento, iba a contarte, pero... —Poché aparta un poco la mirada —no quería darte más preocupaciones —niego con mi cabeza.

—Lo entiendo y te lo agradezco —comento, ella me mira —Pero no puedo evitar sentirme culpable —ahora es ella la que niega.

—No lo eres Dani, aquí la única culpable es ella que está empeñada en fastidiarnos.

—Sí, pero...

—Oye —me interrumpe —Como supongo que Raúl debió de decirte lo mismo que a mí, olvidémonos de Ivana, es claro que solo busca la manera de molestar, así que no le demos el gusto ¿ok? —la miro a los ojos y como siempre que lo hago, siento la paz que ella me brinda inundar mi cuerpo.

—Tienes razón —respondo, ella sonríe y se acerca para besarme.

—¡Oigan, ustedes dos! —nuevamente Demián nos interrumpe, ambas nos sonreímos antes de voltear a verlo —¡Esto es para hoy! —agrega mostrándonos los vasos que sostiene para nosotras.

Poché y yo nos acercamos para tomarlos.

—Bueno, y ahora ¿qué? —pregunto una vez que estamos todos reunidos en un círculo.

—Yo quisiera decir algo —Demián toma la palabra nuevamente, aclara su garganta mientras todos prestamos atención —Antes que nada, quiero agradecerte a ti Poché, —dice mirándola, ella estrecha mi mano y puedo sentir como tiemble ligeramente —no solo por lo que hiciste hoy, si no por lo mucho que tu presencia ha hecho por Daniela —Demián me mira con esa mirada que me hace sentir un cariño paternal —Desde la primera vez que te vi, supe que ibas a cambiarle la vida por completo, porque sin saberlo, conseguiste encender esa llama en ella que ninguno de nosotros supo, ni pudo hacer antes. Despertaste a una Daniela que por fin pudo hacerle frente y fue capaz de romper sus ataduras y salir de ese hoyo en el que sin darse cuenta ella misma dejó que la sumieran. Y Dani... recuerda que todos cometemos errores, pero no dejes que las culpas de otros definan quién eres ni lo que te mereces. Eres mucho más fuerte de lo que piensas y sé que poco a poco te darás cuenta de ello.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora