Cuarto obscuro

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Poché.


Recargo mi espalda sobre el respaldo de mi silla. Este día me decidí a venir a venir a la oficina luego de que Daniela me mandara un mensaje para avisarme que hoy no iría el Centro, así que opte por aprovechar para revelar el primer rollo de fotos que tengo.

Debo de llevar al menos unos quince minutos admirando la fotografía entre mis manos, la única que me falta por decidir si ponerla en el paquete de fotos seleccionadas para su revisión para el catálogo o en las que tengo descartadas.

En ella, Daniela luce aún más hermosa de lo que es, está recargada sobre la cerca que bordea el campo de entrenamiento mientras rodea son uno de sus brazos a Belina por el cuello, ambas posan directamente a la cámara, el sol ilumina tenuemente su rostro este día, mientras Daniela sonríe mirándome. Recuerdo perfectamente este día, el día en el que le pedí posar para mí del modo que ella quisiera.

La foto es simplemente perfecta porque Daniela es simplemente perfecta y sé que a Thomas le encantará, sin embargo, lo cierto es que me incomoda que alguien más la vea.

Suelto un suspiro y guardo la foto en uno de los cajones de mi escritorio dispuesta a acomodar las demás que están sobre él ya separadas.

—Supongo que esa irá directo a tu colección personal —una voz suena de repente haciendo que pegue un brinco en mi silla y sin querer dejo caer algunas fotos de las que no serán enviadas. Volteo enseguida hacia la puerta y veo a Abi cruzada de brazos mirándome con una sonrisa.

—Me asustaste idiota —le reclamo mientras me levanto de la silla para agacharme a recoger lo que se me ha caído al suelo.

—Pues así has de tener la conciencia —se defiende entrando en mí oficina y sentándose en una de las sillas frente al escritorio, Abi toma las fotos que he seleccionado para enviárselas a Thomas —Estas fotos son fantásticas Poché —comenta mientras va pasando una a una.

—Gracias —respondo poniéndome de pie y sentándome nuevamente en mi silla acomodando las fotos que acabo de levantar.

—Aunque la verdad es que creo que lo que las hace tan buenas es la modelo —dice Abi intentando molestarme.

—Ves como si eres idiota —respondo riendo —pero por esta vez voy a estar de acuerdo contigo. —añado viendo como mi amiga sonríe mientras deja las fotos que había estado mirando sobre el escritorio.

—¿Y esas? —pregunta mi amiga mientras toma ahora las fotos que había estado acomodando.

—Esas son las que no voy a mandarle a Thomas —digo mientras tomo el paquete que si pienso enviar para que Thomas las revise y las guardo en un sobre.

Abi mira las fotos, son de momentos varios, incluso fotos en los que Daniela aparece junto a Demián e Isabel incluso algunas que tomé en la cabalgata.

—Bueno, ahora quiero ver la que acabas de guardar —me dice con una sonrisa maliciosa mientras me entrega las fotos que estaba mirando.

—No sé de qué hablas —respondo nerviosa y de la manera más tonta porque sé perfectamente que me vio guardándola.

—No te hagas la tonta conmigo María José porque sabes muy bien que no te queda —Abi se inclina hacia adelante recargando sus brazos sobre la mesa y extiende una de sus manos menando los dedos para que me apure —¿Me la vas a enseñar por las buenas o me voy a tener que levantar para buscarla yo? —añade —Y sabes que lo haré y lo mejor de todo es que sabes que voy a conseguirlo.

Un salto al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora