12. Lo mio no es ser positiva

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El tiempo no perdona nada. Y duele ver como tu vida solo pasa y que no puedas hacer nada para... alcanzar algo de tu felicidad.

Me odiaba por eso.

Un mes y medio paso... un mes y medio sin ningún avance, un mes y medio menos para la graduación, un mes y medio... ¡Agh!

Cada día me sentía más desesperada, sentía que necesitaba conmigo a Stefan, que perdía a mis amigas y mi salud, no iba bien, últimamente me sentía muy débil, pero no le dije nada a nadie, quizás solo fuera estrés y no quería preocuparlos.

Ahora aproximadamente, solo quedaban veinte días de escuela nada más, nos daban un periodo para ir a realizar los trámites para la Universidad, pero como mencione, yo ya tenía cubierta esa parte, yo estudiaría en Stanford, era la universidad que estaba más cerca de aquí y donde estaba la carrera que quería, Literatura Universal, yo amo leer, Poleth iba a Humanidades, pero estaríamos en la misma facultad, según nos informaron y todo estaba bien hasta que llego Emmanuel, su novio... bueno, eso no importa.

Otra cosa era que ahora sabía que Stefan se iría a Harvard a estudiar Leyes....

3, 287,3 millas de distancia.

Mi corazón se estaba destruyendo con cada maldito día que pasaba y sus estúpidas señales raras que... no sabía si eran ciertas o solo era mi imaginación jugándome una maldita broma.

-Valerie... ¿entonces lo dejaras por la paz ya?- me pregunto Poleth, estábamos en la cafetería, no había ido Marlenne a la escuela, así que aprovechamos para hablar de ese tema -Yo opino que ya te des un faje con el Val- añadió Axel, eso me causo gracia -Si, Axel tiene razón, si de verdad te odia, mínimo que sea por algo bueno ¿o no?- dijo Yannel, yo sí, la verdad si quería hacerlo, no un faje, pero mínimo un beso o cinco minutos de su tiempo... con eso me conformaba -No lo dejare, conseguiremos ese beso aunque sea lo último que haga, ya dije- y si, lo pensaba hacer -Mas te vale y no empieces con tu negatividad- me advirtió Poleth, desde que hablamos esa vez, todo volvió aparentemente a la normalidad, pero sentía que algo me ocultaba, no sabía qué pero lo sentía, a lo mejor solo era mi imaginación ¿no? Toda mente llega a su límite y la mía ya lo rebasaba con tanto pensar y pensar, estaba a punto de enloquecer.

A la semana siguiente, me toco mi consulta de rutina, y la doctora me dijo que había algo raro con mi frecuencia cardiaca y que no era normal, me envió electrocardiograma urgente, no le dije a mi mamá, no quería alarmarla hasta saber los resultados, el estudio era para dentro de cuatro días, fue lo más pronto que me pudo agenda la cita y de ahí esperar otros tres para el resultado, quedo en enviarlo por correo.

Así que pacientemente espere, aunque no hice mucho caso porque, entre la escuela y las prácticas que nos pedían, mis dilemas y todo, hasta se me olvidaba que me sentía mal.

Crecer era un asco, no entendía porque los niños o siempre desean ser mayores... si supieran lo difícil que es y las responsabilidades que se van acumulando, lo pensarían dos veces antes de decir eso. Yo no fui una niña que deseo ser mayor.

Bueno, como sea, una semana más paso y un jueves, Poleth y yo estábamos Whatsapeando y pues me pregunto que si si iba a hacer lo que quedamos o no, le respondí que sí y ya lo había decidido:

«Mañana será el día Poleth»

Y luego me fui a dormir, tenía que mentalizarme, sería positiva y todo saldría bien, tenía que pasarme algo bueno esta semana y que mejor que un beso del amor de mi vida.

A la mañana siguiente, me despertó Hysteria de Muse era mi tono de alarma, me levante de la cama y fui directo al baño, hoy entraba a las 9, pues no tendría las dos primeras horas de clase así que me di una larga y caliente ducha, hacia algo de frio, el día amaneció algo nublado, pero eso no impediría que mi plan fuera llevado a cabo, me sentía feliz.

La Última Oportunidad. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora