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Todo demasiado perfecto para ser verdad... ¿no creen?

Sería una lástima que viniera a contarles lo que en realidad paso...

Una vez que la lluvia ceso, Valerie decidió que era suficiente. Suficiente de sufrir, suficiente de no significar nada, suficiente de todo.

«Deja.de.joder.mi.vida.»

«Val... Val me iré con el después de la graduación»

«Tienes inicio de insuficiencia cardiaca»

Tres noticias malas en un solo día y daban vueltas en su cabeza y así fue como tomo la decisión:

Terminaría lo que no pudo hace tres años...

Entro a su casa, con la pijama empapada y fue directo al baño en la planta alta y busco en el botiquín de emergencias aquellas mismas pastillas que hace tres años solo le causaron un sueño profundo, saco el frasco de somníferos, su mamá hace poco los había cambiado de lugar, luego se puso frente al espejo y no se reconoció ¿Quién era esa chica frente a ella? Se rio amargamente y abrió el frasco -Si tres no funcionaron ¿Cuántas si?- se preguntó a sí misma, se sentía rota - ¿6 o 9? Quizá mejor 12-dijo mientras una risa mezclada con llanto la inundaba, inclino el frasco y ni siquiera conto las pastillas que se llevó a la boca, se las trago todas y cuando termino se recargo en la pared fría de azulejo blanco del baño, no sintió dolor, solo un sueño muy pesado y poco a poco se dejó caer al suelo.

•••

Yannel hacia poco que había llegado a su casa pues su papá y ella habían pasado al supermercado a comprar algunas cosas que su mamá les encargo, pero estaba preocupada aun, su amiga Valerie no se encontraba bien, pero ella insistió en que quería estar sola ¿y si regresaba con ella? Un trueno la saco de sus pensamientos y de pronto sintió un escalofrió y un dolor intenso llego a su pecho -Valerie- susurro, ella la necesitaba, así que sin pensarlo dos veces, corrió escaleras abajo, tomo las llaves del BMW de su papa y salió rumbo a San Diego, condujo lo más rápido que pudo, sus manos temblaban, tenía miedo porque recordó que Valerie le platico que hace tres años intento suicidarse... y temió lo peor.

Una vez que llego, atravesó el porshe sin importar que se mojara, toco el timbre un par de veces y al ver que nadie abrió la puerta, saco el duplicado de la llave de la casa, que estaba debajo del florero en forma de rana, abrió la puerta y observo que las luces estaban encendidas, vio la puerta que conducía al patio trasero estaba abierta y corrió hacia allá -¡Valerie!- grito, pero no obtuvo respuesta, así que fue al estudio, Valerie era una chica adicta a las redes sociales, pero tampoco estaba allí, pero se detuvo porque la computadora estaba encendida, se acercó a la pantalla y vio el correo de la doctora Steel -¡Dios ,no!- exclamo y salió corriendo del estudio, se dirigió a la planta alta y busco en todas las recamaras pero no la encontraba, su corazón dio un vuelco cuando vio la puerta del baño abierta con la luz encendida -¡Valerie!- grito y no espero encontrar a su amiga tendida en el piso -¡Valerie! ¡Qué demonios hiciste!- se arrodillo junto a ella y vio el frasco de pastillas y tomo su muñeca para sentir su pulso, aun respiraba, enseguida saco su celular y llamo a la ambulancia, ella estaba muy nerviosa ¿Cómo es posible que su mamá no apareciera? -Resiste Val, tengo que llamar a tu mamá- le dijo dejándola un momento sola, pero en eso la ambulancia llego y abrió la puerta, condujo a los paramédicos a donde estaba su amiga y mientras la bajaban, ella busco el celular de Valerie, no pudo marcar enseguida a Camille porque la comenzaron a interrogar - ¿Es usted familiar?- pregunto un paramédico, sus nervios estaban a flor de piel -No... no pe...pero ahorita llamo a su mamá, está trabajando. ¿Puedo yo acompañarla ahora?- el paramédico asintió -Si, pero necesitamos a su mama lo más pronto posible- entonces se fueron al hospital, con las sirena de la ambulancia sonando, lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas « ¿porque te deje sola?» pensó, tomando la mano de Valerie trato de darle fuerzas -No me dejes Val, resiste- le dijo, recibiendo un pequeño apretón de manos, supo que ella no se iría.

La Última Oportunidad. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora