08| Uncontrolled anger

9.5K 460 110
                                    

Emily

Dos meses después...

Habían pasado dos meses después de que estamos acá, no puedo explicar lo horrible que ha sido esto, Tom y yo hemos tenido varios problemas. Casi no pasaba tiempo en casa y la mayoría de veces llegaba ebrio y con marcas en su cuerpo. Aparte casi no he podido dormir, tengo muchas ojeras y estoy pálida.

Aprendí a evitar que me golpeara, ya me quedaba más que claro que el no lo pensaría para hacerlo. Al menos no me ha tocado y eso me pone más tranquila.

Por otro lado, nos habíamos mantenido en comunicación con Bill, ahora el estaba saliendo con Hillary y todo va a la perfección y estoy muy feliz por ambos, pero de mi no puedo decir lo mismo, todo ha sido un infierno.

Después de tantos problemas y malas noches, hoy por fin volveríamos a casa, estaba muy emocionada por volver a ver a los chicos.

— ¡Date prisa y sube de una vez al maldito avión!—Gritaba Tom desde la puerta del avión, dejando a un lado las maletas para esperarme.

— ¡Eso hago pedazo de mierda!—Con ira respondí para empezar a caminar hacia allá.

Luego de esto, noté cómo Tom apretó sus puños y tensó su mandíbula, intentando no perder el control. Pensé que se aventaría a mí cómo acostumbra a hacerlo, pero solo me ignoró y dió la espalda para adentrarse al avión.

Repetí la acción y me adentré al mismo, sentándome al lado de Tom desgraciadamente. Ambos nos dimos una mirada de reojo, manteniendo un silencio total. Suspiré y me coloqué unos audífonos, procurando así que no lo escucharía y mucho menos, hablaría con él.

Después de largas horas, por fin habíamos llegado a nuestro destino. Al ver la casa me tiré rápidamente del auto para correr hacia los chicos, no puedo explicar cómo los extrañaba.

— ¡Bill! ¡Hillary!—Gritaba por toda la casa, buscándolos con la mirada.

Después de unos minutos, vi cómo ambos venían bajando las escaleras, manteniendo unas enormes sonrisas en sus rostros. Hillary Corrió y se aventó a mi, casi tirándome al suelo.

— ¡Santo Dios! No sabes cómo te extrañé Emily.—Hillary habló, sacudiéndome sin despegarse del abrazo.

— Yo también te extrañé mi vida.—Respondí y esta se apartó suavemente de mí. Empezó a escanear mi rostro con la mirada y luego su cara demostraba preocupación.

— ¡Caray Emily! ¿Que te pasó? Estás pálida y tienes muchas ojeras.—Abrió los ojos con sorpresa, tocando mi rostro. No me dió tiempo a responderle porque en ese entonces Bill se aventó a abrazarme.

— ¡Mily, no sabes cuánto te extrañ...!—Sus palabras quedaron cortadas después de haber visto mi rostro con atención.

— ¡Dios santo! Que fea estás Emily.— Algo que tenía Bill es que era muy sincero, si notaba algo te lo decía sin pensarlo.

— ¡A ver Bill!—Rodé los ojos, cruzándome de brazos.—Mejor sea que cierres la boca.—Sonreí falsamente sin dejar de verlo.

— Si estás así por lo que estoy pensando, mi hermano es un león.—Achinó los ojos, señalándome. Maldito malpensado.

Lo miré enojada y el captó que no había sido eso. Su cara cambió, ahora reflejando preocupación. Después de eso Tom dentró a la casa, manteniéndose bastante serio. Los saludó con frialdad y luego subió a su habitación sin decir nada.

— ¿Y a este que le pasa?—Bill rodó los ojos, negando con la cabeza y yo solo me alcé de hombros, restándole importancia.

— No pues que raro.—Hillary agregó sarcásticamente y yo solo asentí dándole razón.

SHE RESCUE ME | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora