37| Special nigth in family

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Emily

Todo ha sido muy especial después de que estamos todos juntos. Esta vez nuestra conexión era mejor, éramos más unidos que nunca y en todo momento tratamos de apoyarnos. Y ni mencionar a Tom, cada día me demuestra su amor de diferentes formas, entre ellas, jodiéndome las noches. A sinceridad, no sé cómo Alexandra lo soportó.

Hoy es un día muy especial para todos, al anochecer, tendríamos un junte con el propósito de pasar un momento agradable entre amigos. Antes de lo sucedido, no solíamos hacerlo, pero las cosas habían cambiado e intentábamos aprovechar al máximo el tiempo que pasábamos juntos.

Hace unas horas los chicos salieron de casa. A diferencia de Bill y Hillary, Tom y yo no éramos muy buenos decorando ni mucho menos organizando fiestas. Gustav y Georg decidieron acompañarlos, por lo tanto, Tom y yo nos encontrábamos solos en casa.

— Amor...—Me llamó, usando un tono de voz coqueto, acercándose a mi.—¿Sabes que significa tener casa sola?—Preguntó, mordiéndose el labio inferior sin pena alguna.

— Si, claro.—Asentí, siguiéndole el juego.—Que tenemos tiempo de sobra para alistarnos antes del anochecer, pendejo.—Completé la frase y pude ver cómo la expresión de su rostro cambió a uno serio, haciéndome reír.

— ¡No!— Negó, haciendo una pequeña mueca con su boca.— Mejor hagamos otra cosa...—Inquirió y sin darme tiempo a responder, se aventó a mis labios, besándome con desesperación y deseo. Sus manos recorrían todo mi cuerpo, acariciando cada espacio desnudo de mi piel, haciéndome estremecer. Hasta que nos separamos por falta de aire.

— Mira lo que provocas.—Señaló sus pantalones. Sonreí al ver su ya marcada erección.— Es tu deber ayudarme.—Soltó, sonriendo descaradamente.

— ¿Quieres que te ayude?—Pregunté con picardía, recorriendo su abdomen con mis manos. Este asintió con la cabeza, embobado por mi tacto.— Entonces ven por mi, bebé.—Finalicé, dando la espalda para dirigirme a la habitación.

[...]




⚠️Escena +18⚠️



Había terminado de bañarme y me estaba colocando la ropa interior. El sonido de la puerta siendo abierta lentamente, se robó mi atención. Sonreí después de haber visto al mismísimo Tom kaulitz parado en la puerta, observando cada parte de mi cuerpo con la mirada y mordiendo sus labios sin disimulación alguna. Mucho había tardado.

— ¿Se te perdió algo, cariño?—Pregunté con cierta gracia, manteniendo la mirada firme en él, observando con atención cada uno de sus movimientos.

— Que buena estás, mi amor.—Soltó sin rodeos, bajando la mirada lentamente hasta mis piernas, sonriendo, poniéndome nerviosa.

— Tú lo dices y no lo sabes...—Le guiñé un ojo entre risas. Este rodó los ojos con sarcasmo.

— ¿Ah si?—Preguntó con la voz grave, haciéndome tragar saliva.—Pues ahora veremos.—Cerró la puerta a su espalda. Me quedé paralizada después de ver cómo empezó a quitar el cinturón de sus pantalones.

— Amor... ¿Qué harás?—Comencé a retroceder, hasta sentir cómo mi espalda chocó en la pared.

— ¿Tienes miedo, princesa?—Preguntó casi con un susurro, ahora invadiendo por completo mi espacio. Su mirada se posó en mis labios, sentía su respiración sobre mi piel. Empezaba a calentarme, joder.

— ¡Miedo tendrá tu abuela, imbecil!—Solté con molestia, empujándolo, haciéndolo caer sobre la cama para luego posicionarme encima de él.

Sus manos empezaron a rodear toda mi cintura. Me tomó del rostro, juntando nuestros labios en un apasionado beso. Sentía cómo dejaba pequeñas mordidas sobre ellos, provocándome leves gemidos de dolor y placer. Sus manos viajaron toda mi espalda, hasta bajar a mis nalgas, apretándolas suavemente, acercándome cada vez más a su cuerpo. Me estremecí al sentir su erección rozar mi parte.

SHE RESCUE ME | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora