SHE RESCUE ME | Tom kaulitz

31| Helplessness and anger

Tom

Jamás llegué a imaginar que sentiría este dolor tan grande, y no por mi, porque me importa una verga lo que suceda conmigo, pero Emily, los chicos... Tan solo pensar en su ausencia, me pone mal.

Después de lo de mis padres, no hubiese sufrido tanto. Mi cabeza da muchas vueltas, no dejo de pensar en Emily. Ahora estoy en casa de Alexandra, lejos de los chicos, sin ninguna esperanza de volverlos a ver.

— Cariño, ponte algo cómodo. Esta es tu nueva casa.—La voz de aquella perra retumbó en mi cabeza, sacándome de mi trance.

— ¡Déjame en paz Alexandra! ¡Sólo quiero dormir y tú apareces en mi puto camino!—Apreté los puños fuertemente, viendo cómo esta soltó un fuerte suspiro, cruzándose de brazos.

— ¡Bien, lo harás! ¡Pero escúchame bien!—Me tomó del rostro bruscamente.—¡Un movimiento en falso y tú princesita se va a el otro mundo, porque llamaré para que se deshagan de ella!—Finalizó, soltando mi rostro de la misma manera que lo hubiese tomado. Perdí la paciencia.

Me acerqué a ella y la empujé fuertemente, haciendo que se golpeara la cabeza al chocar con la pared. Para mi no era suficiente, si seguía molestando iba a matarla sin problemas.

— ¡Maldita sea, perra! ¡Mantén tu asquerosa boca cerrada!—Le apreté el rostro fuertemente contra la pared, sin tener ningún deseo de apartarme. Por más enfermo suene, disfrutaba ver la expresión de dolor que mantenía. Me daba satisfacción.

Esta no dijo nada, solo me miraba con sorpresa por mi comportamiento. Lo que ella no sabe, es que el juego a penas está comenzando, si antes era malo con ella, pues ahora sería el doble.

— ¡Ahora desaparece de mi puta vista!—Solté su rostro con fuerzas. Solo quería descansar y no verle la asquerosa cara.

— ¡Bien, me largo! ¡Pero no creas que siempre vas a salirte con la tuya, Tom kaulitz!—Habló con desespero. Me di la vuelta con enojo para verla. Esta dió un leve salto de la impresión.

— ¿Ya estás afuera Alexandra?—Apreté mis puños con fuerzas, dispuesto a acercarme nuevamente, pero esta solo me dió una mirada y salió de la habitación, azotando la puerta.

— ¡Genial! ¡Bravo Tom! ¡Bravo!—Empecé a patear todo a mi paso con rabia. Agarré mi cabeza con ambas manos, la ansiedad me estaba matando.—¡Vida de mierda la mía!—El deseo de acabar con todo el maldito mundo me inundaba, sin importar que me mataran a mi también.

Después de varios minutos, logré calmarme y me tiré en la cama, mirando hacia el techo. Esto es demasiado para mi, pero esto no se va a quedar así. Juro por lo mas sagrado que tengo que esos malditos hijos de perra me las van a pagar y bien caro.

— Mi amor.. ¿Que será de ti en este momento?—Hablé con un tono de voz bajo. Sentí cómo una lágrima se resbalaba por mi rostro inmediatamente. Me da asco sentirme tan débil, pero no puedo ocultar que esto me está matando.

[...]

Emily

Ya me encontraba en casa del desgraciado y no puedo explicar el asco y el odio que siento por él. Mi cabeza no deja de dar vueltas y de maldecirme por esto. No dejo de pensar en los chicos, en mi Tom, mi querido amor, ¿Que será de nosotros ahora?

Estaba tirada en la cama, pérdida en mis pensamientos, hasta que vi al innombrable adentrarse a la habitación con una sonrisa descarada. Inmediatamente me senté sobre cama. No aparté la mirada de él un segundo.