23| Mixed feelings

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Emily

Después de haber discutido y casi chocar en el camino, habíamos llegado a casa.

La rabia me inundaba, ¿Con que maldito derecho hace esto? Y lo peor es que los chicos nisiquiera hicieron nada para impedirlo. Gustav y Georg miraban con las manos puestas en la boca y Bill nos grababa. Malditos traicioneros.

— ¡¿Que mierda te pasa idiota?!—Una vez dentro de casa, fui lanzada cómo saco de papas al sofá. Cosa que me sacó de lugar y lo empujé intentando sacarlo de mi vista.

— ¡¿Me preguntas que me pasa después de que te andas besando con un desconocido?!—Soltó una risita sarcástica sin dejar de verme. Sabía que estaba enojado, lo conozco muy bien.

— ¡Ese no es tu problema!—Grité.—Ademas, bien feliz que te veías coqueteando con esas.—Por más que intentaba disimular, estaba molesta. ¿Porque? No sé, pero noté cómo la expresión de su rostro cambió por completo.

— ¿Que?—Frunció el entrecejo, negando con la cabeza.—¡A comparación contigo, solo hablé con ellas! ¡Maldita sea!—Su tono de voz era molesto y sentía que perdería el control en cualquier momento.

— ¡No tienes ningún derecho en mi Tom! ¡Me has estado ignorando en todo este maldito tiempo! ¿Ahora me reclamas?—Luchaba por no llorar, ya no aguantaba más.

— A ver Emily...—Suspiró, sentándose a mi lado. Ahora su tono de voz era suave.—Para mi tampoco fue fácil alejarme de ti, pero entendí que te estaba haciendo daño y no quería hacer eso.

¿Acaso escuché bien? ¿Le gusto? ¿Está arrepentido? No sé, la verdad estoy confundida pero no me importa una verga lo que sienta él, ya no soporto más este sentimiento. Tengo que soltarlo de una vez por todas.

— ¿Daño? ¡Daño me hiciste alejándote de mi Tom! No sabes las veces que he sufrido...—Suspiré, agachando la mirada.—Sé que fuiste un imbecil conmigo, pero yo te amo, y lo peor es que tú a mi no.—No aguanté más y terminé llorando.

De un momento a otro su expresión había cambiado. Este me miraba fijamente pero ahora reflejaba tristeza en sus ojos. Cómo si lo que acababa de decir le hubiese dolido.

— ¿Bromeas? ¡Para mi tampoco fue fácil alejarme de ti! Simplemente no quería dañarte, sentía tu rechazo hacia mi y eso me dolía.—Bufó, negando con la cabeza.—Yo te amo pero recuerdo lo que pasó esa vez y me odio, por eso me alejé de ti, pero no fue fácil, entiéndeme...—Finalizó sus palabras, tomándome del rostro, obligándome a mirarlo a los ojos. Después de unos segundos su mirada bajó hasta mis labios y remojó los suyos sin disimular.

— Yo también quiero hacer eso.—Susurré y una sonrisa empezó a formarse en su rostro, dejándome saber que estaba en lo correcto.

Sin previo aviso se acercó a mi y me besó.

No era cómo las veces anteriores, fue un beso totalmente correspondido por mi. Era un beso muy dulce y sin segundas intenciones, pero después de minutos era aún más intenso. Tom empezó a bajar sus manos hacia mis caderas, luego hasta mis nalgas, apretándolas, acercándome cada vez más a él.

— Mmh..—Un pequeño gemido salió de mi boca y tuvimos que separarnos por falta de aire. Nuestros pechos subían y bajaban de manera desesperada. Tom sonreía y colocó ambas manos encima de su pantalón, intentando ocultar algo.

— Cariño, dejemos esto aquí.—Sonrió, jugando con su piercing.—Una cosa llevará a la otra y no quiero lastimarte.—Finalizó sus palabras y me vi obligada a mirarlo a los ojos después de haber estado concentrada en sus pantalones.

SHE RESCUE ME | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora