26| Special day

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Emily

Después de tantos problemas, las cosas habían mejorado un poco. Tom pasaba más tiempo conmigo, pero ahora los que actuaban raro son los chicos. Nisiquiera se encontraban en la casa, habían salido a la tienda como de costumbre, mientras que yo me quedé sola en casa, tratando de no darle importancia, cuando claramente esto me afectaba.

Me encontraba sentada en la cama, aburrida y sin tener deseos de moverme de la habitación. Concentrada en un punto fijo, hasta que una notificación en el teléfono me hizo salir de mi trance. Lo tomé en manos y vi el nombre de Tom en la pantalla.

Hola princesa, disculpa por haber salido sin decirte nada, los chicos y yo estábamos resolviendo un problema. Necesito que vengas, en la cama te dejé algo que compré. Póntelo, ¡Te verás genial! Nuestro guardaespaldas irá por ti, nos vemos cariño.

— Bueno amor, allí nos vemos.—Respondí y guardé mi teléfono nuevamente. Desvié la mirada y me encontré con un hermoso vestido. ¿Cómo no lo había visto?

—¡Wow!—Me quedé impactada al verlo, a simple vista se podía notar lo costoso que era. No podía dañar tan elegante vestido viéndome mal, así que me concentré en mi cabello y rostro. Aunque no necesitaba maquillaje, decidí ponerme un poco, buscando resaltar mis facciones sin que se vea exagerado.

Estaba dando los últimos toques, hasta que el sonido de la bocina de uno de los autos hizo que me exaltara. Sin perder tiempo tomé mis cosas y me dirigí hacia abajo.

Una vez fuera de casa, me encontré con Guzmán, uno de los guardaespaldas de Tom. Me estaba esperando y se notaba algo desesperado.

— Señorita, los chicos esperan por ti.—Habló con un tono de voz suave, brindándome una pequeña sonrisa.—Debemos darnos prisa, se nos hace tarde.—Este me abrió la puerta del auto. Sin pensarlo dos veces entré y me acomodé en el asiento trasero.

Todo el camino iba en silencio, ya cansada de escuchar a Guzmán cantar hasta los anuncios, como si cantara bonito ese imbecil. Por instinto miré por la ventana y ahí fue donde la confusión me inundó por completo.

— Disculpe, pero no recuerdo que este sea el camino de ninguno de los negocios.—Fruncí el entrecejo, volteando a verlo. Este guardó silencio por un par de segundos.

— Los chicos me dieron esta dirección.—Volteó a verme con una sonrisa, dejándome en silencio nuevamente.

— Al llegar al lugar, tenemos que vendar tus ojos. Espero y no te moleste.—Habló después de unos minutos de silencio. Nisiquiera tenía la mente buena para pensar en esas cosas, así que solo asentí, fuera lo que fuera, claramente no podía verlo.

[...]

— ¡Demonios! ¿Aún no puedo ver?—Los nervios corrían por todo mi cuerpo, no entendía nada. Sentí unas manos delicadas tocar las mías, ya sabía de quien se trataba.

— ¿Amor?—Una sonrisa se formó en mi rostro inmediatamente al sentir su olor tan cerca de mi. No quiero sonar exagerada, pero me siento segura a su lado.

— Hola princesa. ¡Luces genial!—Sentí cómo dejó un pequeño beso en mis labios. Aún seguía confundida, no sabía con que propósito hacía esto.

— ¿A donde me llevas cariño?—Pregunté aún con los ojos vendados, apegándome fuertemente a él. No quería caerme.

— Confia en mi, ven.—Me tomó de manos y me hizo caminar lentamente hacia adelante.

No podía ver nada, por lo que no me despegaba un segundo de Tom. Duramos un Par de minutos caminando, hasta que llegamos a lo que parecía ser nuestro destino y me quitó las vendas.

SHE RESCUE ME | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora