21| Start from scratch

7.4K 365 173
                                    


Habían pasado unos cuantos minutos y Bill no despertaba, los gritos desconsolados de los chicos se escuchaban por todo el lugar.

Tom veía a su hermano y no lo asimilaba, verlo tirado en el suelo sin vida de verdad que lo tenía devastado. Al principio pensaban que era una broma pero ya esto era en serio.

La mayoría de veces termina pagando quien no tiene la culpa. Por esa misma razón, debemos procurar que cada acción que vayamos a realizar, no involucre a nuestros familiares o amigos cercanos.

— Ya no hay que hacer.—Sollozó, limpiando sus lágrimas.—Tomémoslo y vámonos.—Tom se puso de pies para intentar levantarlo. Le costaba aceptarlo pero no podía hacer nada para cambiar su horrible presente.

— Pero... Quizás sólo esté jugando Tom, tenemos que intentar salvarlo.—Con un hilo de voz Emily habló. Ninguno podía asimilarlo. ¿Será que si está muerto?

— No, no lo está.—Negó con la cabeza.—Ya no podemos hacer nada más.—Su tono de voz ahora era frío y no tenía ninguna expresión en su rostro. Dicen que cuando algo te duele tanto, suele sentirse como que moriste por dentro.

[...]



Bill

Habían pasado varios minutos y podía escuchar cómo los chicos sufrían por mi, no sé como aguanté la risa. La verdad que me dolió verlos sufrir por mi, no sabía que era tan importante.

No voy a negar que me dolió el roce de la bala, a pesar de tener chaleco. Me desmayé pero al despertar y escuchar a los chicos, quise quedarme un momento más para ver que iban a hacer.

No puedo creer que de verdad pensaron que había muerto. De ser así, ¿Quien los iba a criticar? ¿Quien les iba a alegrar la vida? ¿Quien iba a salvar a Emily del enfermo mental de mi hermano? Pobres perros si pensaron que iba a morir. Y si, llámenme al puto psiquiatra porque ni yo me aguanto.

— ¿Por quien lloramos?—Hablé, manteniendo una sonrisa burlona en mi rostro. Todos abrieron la boca con sorpresa.—Oye hermanito, ¡Que ridiculo te ves llorando!—Estallé la risa. Es que no puedo creer lo feo que se ve llorando.

Verga, se me olvidó que somos gemelos.

— ¡Joder desgraciado! ¡Devuélveme mis perras lágrimas!—Me abrazaba tan fuerte que no me dejaba respirar. Las chicas también corrieron hacia a mi.

— ¡Demonios Bill!—Emily me miraba con enojo.—¡Te pasas! Casi morimos pensando lo peor, ¿Porque lo hiciste?—Se despegó de mi, cruzándose de brazos.

— Quería ver que tan importante era para ustedes.—Me alcé de hombros y me puse de pies.—Cuando una persona muere, sacan a luz sus sentimientos, así que quise ver.—Sonreí, viendo cómo todos me miraban enojados.

— ¡Eres un imbecil Bill!—Hillary nuevamente me abrazó.

Luego de esto posé mi mirada en Tom, recordé a la perfección todo lo que me había dicho y no estaba dispuesto a dejarlo escapar. Podré estar tieso pero jamás sordo. Aunque escucho lo que me conviene.

— Tom.—Lo señalé, manteniendo una ceja alzada.—Espero que lo que me hayas dicho sea verdad, porque de lo contrario, voy a meter tu cabeza en el inodoros.—Sonreí falsamente y él me miró con cara de asco.

— Bill, de igual forma ibas a obligarme.—Rodó los ojos.—Así que no me queda de otra.—Se alzó de hombros y finalmente me brindó una sonrisa. Me puse muy feliz, ya no había vuelta atrás, él tenía que cumplir.

SHE RESCUE ME | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora