Yo los maté.
—Tu madre fue decapitada por traición en el mismo escenario en el que tú ibas a morir y tu padre se quitó la vida en su habitación horas más tarde.
Las manos empiezan a temblarme y entrelazo mis dedos.
La cocina de Heath es donde él ha decidido darme esta información después de que se negara a hablar durante todo el camino.
—¿Desde cuándo lo sabías?
—Desde esa misma noche.
Cierro los ojos y muerdo todo mi labio inferior. Darren pide a todos que nos dejen solos y yo lo agradezco. Heath empezó a preparar un caldo en cuanto llegó y la cocina está inundada de un olor que, en otra situación, hubiera hecho rugir mis tripas, ahora solo quiero vomitar.
—Sophie...
Darren pone sus manos alrededor de las mías y me separo de él. Me levanto del taburete en el que estoy sentada y pongo la mesa entre nosotros.
—Lo sabías —lo señalo, temblando— Lo sabías y no me dijiste nada —mi voz temblorosa se rompe.
—No era el momento de decírtelo, necesitabas ser fuerte.
—Joder, ¡son mis padres! ¿Y cuándo era el momento para decirme que mis padres estaban muertos?
Se queda callado y mete las manos en sus bolsillos. No tiene respuesta. Quizás si mi hermano no me lo hubiera dicho, aún seguiría pensado que ellos están respirando al otro lado de las murallas del castillo.
— ¿Decapitada? ¿Quién lo hizo? ¿Fue el padre HillWood? —Darren se queda callado de nuevo— ¡Dilo!
— Fue tu padre.
Quiero vomitar.
Me agarro a la encimera e intento controlar mi respiración.
— Al parecer, encontraron a tu madre cubriendo tu huida y la de tu sirvienta.
— ¿Ella lo consiguió?
— Sí.
— ¿Y dónde está?
— Elías la guío hasta el Refugio de las Hadas.
— ¿Qué?
— Hay una pequeña colonia de humanos oculta allí. No son más de cincuenta.
Quizás ahí era donde quería llevarme Zadkiel y Darren lo sabía.
— ¿Y eso no me lo has contado por?
— Te lo estoy contando ahora.
—Hay que entrar en Prinnecia y rescatar a Zadkiel.
—Eso no va a pasar.
—¡Es lo único que me queda! —Las lágrimas que he estado aguantado salen de mis ojos, recorriendo mis mejillas— ¡Salí de Prinnecia gracias a él! ¡Tenemos que ayudarlo! —Hago aspavientos con mis manos.
—No voy a arriesgar a nadie para que salve a tu amante.
Chillo y le tiro lo primero que cojo, un vaso. Él lo esquiva y se rompe en el mueble que hay justo detrás. Cojo el cuchillo que hay sobre la mesa y cuando pongo mis rodillas encima para saltar sobre él y comprobar su dentro del pecho tiene un corazón, Elías me hace un placaje. Ambos caemos de la mesa y el cuchillo sale disparado. Me incorporo antes que el licántropo y cojo de nuevo el cuchillo y Elías se echa sobre mí. Su mano se pone en mi muñeca mientras lo empuño con fuerza.
—Vamos, suéltalo —me pide Elías girando más muñeca.
Hago lo que me pide cuando siento que va a romperme la muñeca en dos y me rompo cuando el cuchillo cae. Dejo de resistirme y él me aprisiona entre sus brazos. Los sollozos se escapan de mi garganta y mis piernas fallan, haciendo que ambos nos arrodillemos en el suelo.

ESTÁS LEYENDO
PRINNECIA
Fiksi UmumCada cien años, se enamora un ángel de un demonio. Uno sacrifica su paz y el otro renuncia a su odio.