Capítulo 30

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Mi padre nunca había amado a mi madre. Solía decir que el amor nos hace estúpidos y que un buen rey no debía dejarse llevar por lo que quisiera el corazón. Mente y corazón frío, siempre me decía.

Mantener oculta mi relación con Miarle fue bastante difícil porque siempre me tenía en el punto de mira. "Puedes follarte a quien quieras Darren, pero recuerda con quien debes casarte"

Con la chica que ahora se encuentra con los pantalones por sus rodillas y parte de sus piernas metidas en el agua fría del mar. Hace una buena mañana de otoño, la temperatura es agradable y el sol brilla casi en lo alto de nuestras cabezas.

Él ángel oscuro más poderoso, que gobernaba Rilykia y los mantenía a todos unidos, me había repetido mil veces desde la guerra qué es lo que yo debería de hacer si en algún momento Alastair Hardam, decidía acabar con la vida de su hija.

Ahora tengo la vida de esa chica en mis manos cada día.

— ¿Ya te has cansado? —Le pregunto cuando vuelve hacia mí.

— No, voy a meterme —se quita la camiseta y miro hacia atrás.

Demon se gira en el momento en el que lo miro y Elías pone los ojos en blanco para también hacerlo.

— No deberías desnudarte delante de más hombres, querida.

— No tengo nada que no hayan visto —se quita sus pantalones y se queda en su ropa interior— A no ser que Elías prefiera la compañía de lobos en vez de lobas.

—¡Te he oído! —Escucho la voz de mi amigo y sonrío un poco viendo como ella lo hace abiertamente.

— ¿No está fría para eso? Enfermarás.

— No está tan fría, quiero sentir el agua salada en mi piel.

Observo su redondo trasero cuando se gira y pongo mis dedos en el puente de mi nariz.

— ¡No vayas profundo!

Ella gira su cabeza con una sonrisa en su rostro para después sacarme la lengua. Maldita sea. Observo como mete sus pies en el agua y camina poco a poco, agachando su torso para mojarse sus brazos y piernas. Vuelvo a mirar a los chicos que se encuentran detrás de mi para ver si están viéndola inclinada, mostrándonos todo su trasero en esa ropa interior casi inexistente.

—Le hacía falta esto —dice Elías a mi lado.

—¿Ahora eres su amigo? Pensé que no te caía bien.

—Se da a querer —chasquea su lengua y deja una mochila a sus pies— Hay un par de toallas, imagino que os harán falta. Iremos a comprobar de nuevo los alrededores.

—Gracias.

— No es una mala chica. Ella no es su padre.

— Lo sé, no le haría daño a una mosca.

— Miarle está prometida con Luke, tienes que empezar a hacer tu vida, Darren. Sabías tú destino, aprovéchate de él.

Cuando me quedo solo, me quito los zapatos y luego la ropa, quedando con mi ropa interior. Me acerco al agua y las olas mojan mis pies en la orilla.

— ¡No está tan fría una vez que te metes! —Me grita.

Me meto, poco a poco, echando agua por mis brazos hasta que llego a ella.

— Gracias —dice— es precioso.

— Te prometí que te traería.

— ¿Dónde han ido? —Pregunta refiriéndose a Demon y Elías.

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