Déjà vu [JeffTa]

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| Ta |

―No, Jeff, no es buena idea, no. ―negué repetidamente con mi cabeza y me rehusaba a tomar su mano extendida hacia mí.

―No va a pasarte nada. Yo estaré justo a tu lado. Estaremos en una cabina muy segura. Nada va a pasar. ―me sonrió.

Seguí negando con mi cabeza.

―Ya te dije que no me gustan las alturas.

―Y te he oído, solo quiero que comiences a superarlo, yo estaré contigo, no tienes que mirar hacia abajo ni siquiera, solos disfrutaremos la vista, prometo que lo vas a disfrutar.

Intentaba convencerme de que subiera con él a la rueda de la fortuna de la feria a la que me había traído.

―N-No sé...

― ¿Crees que yo dejaría que algo te pasara?

Negué con mi cabeza.

― ¿Crees que luego de presentarme a tu madre y sacarte de tu casa oficialmente con su permiso voy a tener la osadía de no devolverle a su hijo sano y salvo?

Sonreí y negué con mi cabeza.

―Entonces ven conmigo.

Finalmente, tomé su mano aún con muchos nervios.

La apreté con fuerza y no la solté ni un segundo, ni siquiera cuando pagó las entradas y nos sentamos en la pequeña cabina.

Comenzamos a ascender y salté del susto.

Mi respiración comenzó a acelerarse y Jeff apretó mi mano, acariciando el dorso.

Me sonrió cálidamente, con sus lindos ojos achicándose.

―Todo está bien.

―Luego de esto voy a acabarte en los carros chocones, lo juro.

Se rió un poco y asintió.

―Está bien.

―Y también por presentarte con mi madre. Ahora la tendré más encima que nunca haciéndome preguntas.

― ¿Tiene algo de malo eso?

―P-Pues... puede llegar a ser muy... curiosa... ―murmuré.

―Mi intención no es que tu madre te vea salir con un completo desconocido del cual no sabe ni el nombre, Ta...

― ¿Cuál es tu intención entonces?

―Eso es un secreto.

Lancé una pequeña risa nerviosa, sintiendo que me sonrojaba.

―Idiota.

― ¿Te gustaron las flores?

Sonreí y asentí.

―Las tengo junto a mi ventana. Son preciosas. G-Gracias...

―Tuve una semana muy ajetreada, pero estuviste en mi mente cada segundo.

― ¿Practicas lo que me dirás antes de vernos? ―ladeé mi cabeza, mirándolo con curiosidad.

―Por supuesto, de otra manera solo podría tartamudear y decir incongruencias, me pones muy nervioso.

Me eché a reír.

―Eres tan tonto...

― ¿Te gusta insultarme?

―Un poco. ―me encogí de hombros.

― ¿Te digo algo?

― ¿Qué?