Déjà vu [JeffTa]

17

| Ta |

―Ta, hey, Ta, ¿q-qué te pasa? ¿Estás bien? N-No me asustes carajo...

Escuchaba a Us hablándome, pero no podía responderle.

El pecho me dolía y estaba intentando respirar bien.

Me dejé caer en el suelo, hiperventilando.

―N-No... no puedo..., m-me duele...

―Mierda, mierda, ¡alguien llame a Emergencias, por favor! ―gritó mi amigo―. Hey, Ta, así, así...

Us se colocó en cuclillas frente a mí, intentando indicarme cómo inhalar y exhalar, pero yo no podía concentrarme. Las manos me temblaban y comencé a llorar, cosa que dificultó más el respirar bien.

Me di cuenta de que el hombre intentó acercarse a mí y eso aumentó mi llanto.

―A-Aléjalo..., n-no... no quiero verlo..., q-que se vaya... ―sollocé.

― ¡Quítese! ¿Quién demonios es usted? ¿Qué carajos le hizo a Ta? ―le gritó Us.

― ¡¿Qué está pasando aquí?!

Reconocí las dos voces que gritaron eso.

Mi tío y Jeff.

Comencé a sentirme mareado.

La vista se me nubló y sollocé con fuerza.

―J-Jeff... ―lo llamé, asustado.

Las lágrimas bañaban mis mejillas.

―Tacita, hey, sweetie... ―mi novio apareció en mi campo de visión y sentí más deseos de llorar―. Mi amor...

―M-Me duele..., n-no puedo..., yo... me voy a morir...

Tengo mucho miedo.

No me quiero morir...

―Vamos al hospital ya mismo.

Antes de darme cuenta, Jeff me levantó en sus brazos. Me sostuve de su cuello, sollozando por el dolor en mi pecho y el no poder respirar bien.

No de nuevo...

Ya tengo un corazón nuevo...

No de nuevo...

No quiero morir...

| ... |

Estaba conectado a oxígeno y también a un monitor cardiaco en una sala de observación de Emergencias.

Ya podía respirar mejor.

No tenía una buena percepción del tiempo.

No sabía cuánto había pasado.

Solo podía concentrarme en la mano de Jeff sosteniendo la mía mientras la expresión de preocupación no desaparecía de su rostro.

Sus ojos estaban hinchados porque había estado llorando y su cabello era un desastre, aunque seguía viéndose increíblemente hermoso.

― ¿Cómo te sientes...? ―me preguntó, luego de aclarar su garganta.

Era tal vez la vigésima vez que me lo preguntaba.

Yo asentí e intenté sonreírle.

―Mejor.

― ¿Seguro?

―Ya no me duele y puedo respirar mejor. Promesa.

Jeff asintió y depositó un beso en mi frente.

―Tu madre está hablando con un doctor. No tarda en venir, ¿okay?