Déjà vu [JeffTa]

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| Ta |

No podía controlar los gemidos que emergían de mí mientras mi novio me embestía sin parar en el sillón del estudio.

Estábamos cara a cara.

Él sobre mí, sudando, agitado y sin darme tregua en mi agujero trasero.

Sonreí, mirándolo y me aferré a su cuello.

No estaba seguro de cuantas veces lo habíamos hecho ya, y no solo hoy, si no toda la semana.

Amo coger con él y cada que tiene oportunidad Jeff me lo mete.

Con mi boca fui en su búsqueda y nuestras lenguas se encontraron, necesitadas.

―Shit... ―Jeff gimió en mi boca―, v-vas a matarme, sweetie..., ah, ah...

―N-No... no pares... ―jadeé―, ah, sí..., ¡así...! ¡Ahh!

Pasé mis uñas con fuerza por su espalda, arañándola.

Sentía el orgasmo muy cerca y Jeff me sujetó del cuello, sonriéndome. Eso me excitó todavía más.

Carajo... es tan sexy...

Es curioso que siempre está preocupándose de que mi corazón no colapse, excepto cuando estamos teniendo sexo, porque es el único ámbito en el que no importa que tan fuertes son las emociones que me recorren... nunca puedo tener suficiente...

Su miembro tocaba mi próstata una y otra vez. Todo mi cuerpo se estremeció y me sostuve de sus brazos.

―V-Voy... voy a... ¡ahhh! ¡M-Mi amor...!¡Más fuerte..., ah, ah! ―gemí con fuerza.

―My little slut... ―Jeff me besó con intensidad y continuó embistiéndome―. Córrete conmigo...

Aquello sonó más a una orden que a una petición y todo mi cuerpo tembló cuando el orgasmo me atravesó al mismo tiempo que a mi novio.

El líquido que salió de mí, manchó nuestros abdómenes y Jeff besó mi frente cuando terminó de correrse.

Salió de mí y se deshizo del condón.

Lo miré y sonreí, ladeando mi cabeza.

― ¿No te duele ser tan perfecto...? ―le pregunté.

―A veces... ―se encogió de hombros y yo le golpeé el pecho.

Nos echamos a reír y Jeff comenzó a limpiarme con un pañito húmedo.

―A este ritmo no podremos terminar de grabar nunca mi cortometraje... ―comenté, sonriendo.

―En mi defensa te ves increíblemente sexy cuando me entrevistas.

Mis mejillas se sonrojaron.

―No más que tú cuando me estás cogiendo.

―Tacita, que vocabulario... ―sonrió, tomándome del mentón y acercando su boca a la mía―. Me encantas...

Mientras volvíamos a vestirnos, no pude evitar pensar en lo que Jeff mencionó en la sala de observación aquella vez. Ha pasado más de una semana desde entonces y la verdad no tengo ni idea de cómo tocar ese tema, porque al parecer él ni siquiera es consciente de lo que dijo...

Mi celular sonó y lo tomé de la mesita.

Era un mensaje de mamá.

― ¿Todo bien, sweetie?

Asentí.

―Sí. Solo está recordándome que hoy tiene turno de noche y que me dejó comida para recalentar en el microondas.