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ANTES

| Jeff |

Lo había visto antes incontables veces antes de ser capaz de entrar a la cafetería.

Conocía sus horarios, los lugares que frecuentaba y sus amistades cercanas. Sabía de qué trabajaba su madre, dónde vivía y también a qué se dedicaba su hermano mayor, y aun así... nada de eso me preparó para el momento en que se acercó con una sonrisa cálida y sus ojos brillantes.

Saber cada una de esas cosas, no me preparó para lo que sentí en mi pecho al tenerlo tan cerca.

No me preparó para su sonrisa, su voz ni su mirada.

Fue extraño... extrañamente familiar...

Me asusté tanto que no sé cómo no salí corriendo. No sé cómo no me puse a llorar en ese mismo instante. No sé cómo pude sostenerle la mirada.

Sus ojos brillaban, la sonrisa que me dedicó se veía sincera y su tono de voz burlón... me aceleraron el corazón.

No tenía previsto de ninguna manera que él se me acercara, mucho menos que fuera tan directo de decirme que claramente iba hasta la cafetería solo para verlo y aquello fue aterrador.

Fue como ser descubierto en pleno delito, con las manos en la masa, culpable de los cargos.

Todo debió terminar ahí.

Debió terminar en el momento en que le dije que él no me interesaba, en el momento que le dije que estaba equivocado, en el momento en que le dije que no iba por él y que nuestros encuentros eran producto de mera casualidad, cuando claramente no lo eran, pero... simplemente no pude terminarlo ahí.

Una parte de mí sabía que debía alejarme. Una parte de mí sabía que debía mantener a ese chico totalmente fuera de mi radar, pero... hubo otra parte que no pudo soltarlo, hubo otra parte de mí que... simplemente Ta eclipsó con su sonrisa, con su mirada cálida y sus intenciones blancas e inocentes.

¿C-Cómo... podía tener una sonrisa tan bonita...?

Los chocolates son la solución a casi todos los problemas de la vida, en serio. Los chocolates son dopamina. Te hacen sentir feliz. Todos son felices con chocolates.

Mientras pensaba en la manera de reivindicarme por actuar como un zopenco, llegaron a mi mente las palabras que Barcode me dijo en una ocasión hace mucho tiempo, cuando ni siquiera estábamos saliendo y solo éramos amigos. Recuerdo que estaba muy triste por el final de una película que vimos y me hizo comprarle todas las barras de chocolatina que encontrara, porque según él, el chocolate soluciona todo.

"Todos son felices con chocolates".

Sin embargo, existía un "casi".

Existía un pequeño porcentaje de problemas que no podían solucionarse con chocolates y lo entendí cuando Ta me dijo... que a él no le gustaban.

S-Se lo agradezco, pero la verdad es que... n-no me gusta el chocolate...

Me parecía irreal la situación.

Ta se había materializado de tal manera que significaba todo lo diferente a lo que yo creía conocer con una simple frase y solo bastó intercambiar algunas palabras para sentirme increíblemente magnetizado.

En un primer momento... no estaba muy seguro de qué buscaba. Creí que todas mis dudas se despejarían en cuanto lo viera y entendería que en realidad nuestros mundos no tenían necesidad de entrelazarse. No tenían por qué entrelazarse.

Barcode estaba muerto.

Era mi culpa, quisiera o no.

Ta había recibido su corazón.

Punto final.

Yo debía solo seguir con mi vida.

Pero entonces Ta me sonrió.

Me sonrió, e incluso me excusó... cuando no hay excusa para comportarse como un imbécil.

No me gusta el chocolate, pero me gustan las malteadas y las donas.

Luego de eso, quise solamente en un principio un pequeño espacio. Un espacio para... hablar con él, para conocer todas esas cosas en las que posiblemente seríamos diferentes. Un espacio... que me permitiera no pensar en todas las razones que me hacían desear acabar con mi vida.

Toda mi existencia se sentía vacía. Como si viviera por mera inercia, siendo un ente sin ningún tipo de sentido, motivación y esperanza.

Estar alrededor de Ta era como olvidarme de todo eso por un momento. Verlo, era como inyectarme una dosis de dopamina directo en la vena yugular.

Su sonrisa tenía algo.

Algo intangible e inexplicable.

Podías notar como si emergiera de él una especie de luz brillante, como si no importara qué tan malo podían ponerse las cosas porque Ta siempre estaría sonriendo.

Ta tenía el corazón de Barcode y siempre creí que al verlo..., vería a Barcode, vería sus ojos, su sonrisa, escucharía su voz, pero Barcode no estaba, solo era Ta... y aquello no fue una decepción, no entendía por qué.

Por momentos... olvidaba que la persona frente a mí estaba viva gracias a Barcode, por momentos... solo podía concentrarme en su luz, en su voz suave, en su sonrisa genuina y en sus ojos brillantes.

¿Cómo es posible...?

Hablaba mucho, sonreía en demasía... pero no lo suficiente como para sentirme abrumado, al contrario, quería más.

Ta se sentía... distinto.

Escucharlo hablar de cosas que, aunque... en el fondo ya sabía..., seguía sintiéndose como un constante descubrimiento. Me gustaba más escucharlas de él mismo.

Una parte de mí se sentía muy culpable porque yo ni siquiera debía estar hablándole, ni siquiera debía mirarlo o determinarlo, pero me era imposible quitar los ojos de él.

Ta era magnético y yo un imán.

Mientras sostenía con fuerza la malteada de vainilla a un par de cuadras de la cafetería, me cuestioné lo que estaba haciendo.

Era como si una voz en mi cabeza resonara con fuerza.

Ya lo conociste...

Ya hablaste con él...

Ahora también sabes que toca la guitarra, que le gustan las malteadas y las donas, Taylor Swift, leer, ver documentales y que... genuinamente es... encantador.

Ya confirmaste que... el corazón de Barcode no pudo recibir un mejor donante, entonces..., eso querías, ¿no?, ¿qué pretendes ahora?

Yo solo... quiero más...

Déjà vu [JeffTa]Where stories live. Discover now