III

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A la mañana siguiente me desperté enrollada en las sábanas y me senté sobre la cama para mirar a mi alrededor.

Entonces la puerta de la habitación se abrió y vi a Gavi con la ropa del entrenamiento y cargando una bolsa de deporte.

– ¿Ya te has despertado? Pensé que iba a tener que llamar a una grúa para que te despertases y que te llevara al estadio.– murmuró.– ¿Has dormido bien no?

Asentí algo avergonzada y me levanté para ir al baño.

Me di una ducha caliente y estuve un buen rato bajo la ducha, relajando los músculos y preparándome mentalmente para lo que se me venía encima hoy.

Me puse un top azul pastel y unos pantalones anchos color beige junto a mis botas militares.

Al salir me coloqué el pelo después de haberlo secado y entonces vi a Gavi mirarme.

– Ni de coña puedes ir así.– soltó.

– ¿Qué? ¿Por qué?– espeté.

– Toma.

Me tiró una de sus camisetas del equipo y me la puse por encima.

– Vaya pintas.– bromeó.

– Que te den.– dije sacándole el dedo.

Fuimos a su coche y entonces tras dejar sus cosas en los asientos traseros se montó y arrancó para después emprender el camino hacia el estadio.

Cuando llegamos vi a la gente agolpada en el parking para ver si podían conseguir una firma o una foto.

En ese momento me entraron ganas de llorar. O vomitar.

– Tranquila, no voy a pararme porque llegamos tarde.– murmuró Gavi a mi lado y lo agradecí.

Entramos rápidamente y entonces nos bajamos del coche.

Me entregó un pase y entonces cogí mis cosas y me dejé llevar.

Un rato después de dar una vuelta por el estadio encontré mi asiento y me senté.

No sabía muy bien que hacer.

Los chicos salieron y empezaron a dar toques, calentar y hacerse bromas los unos a los otros.

Vi a Pedri agarrar a Gavi por el cuello y entonces señalaron en mi dirección.

Saludé sintiendo la mirada de todo el mundo sobre mí.

Entonces cuando vi a Gavi correr hasta donde yo estaba originando gritos, me acerqué a la barrera y unos guardias me impidieron saltarme.

Gavi llegó hasta nosotros y entonces habló con los guardias quienes se apartaron.

– Relájate, noto tus nervios hasta a ocho metros de aquí.– murmuró.

– Para ti es fácil.– escupí.– A ti no te está mirando ahora todo Dios.

Le vi sonreír y quise borrarle la sonrisa de un puñetazo.

– Acércate.– ordenó.

– ¿Qué?

– Gia, acércate.

Me eché hacia adelante y entonces me envolvió en sus brazos mientras apoyaba su barbilla en mi cabeza.

– Por cierto, no podrás quejarte de haber dormido mal ¿eh?

– Vete a la mierda.– susurré.

– Tenías que cargarte el momento bonito.– soltó separándose.

Lo miré y tras apartarme empecé a subir hasta mi asiento cuando le sentí gritar mi nombre.

Me giré para mirarle.

– ¿¡NO VAS A DARME UN BESO!?

Abrí los ojos como platos y entonces seguí subiendo mientras escuchaba sus gritos.

"Valiente gilipollas"

Después volvió a calentar y luego se fue al túnel de vestuarios para cambiarse.

Al salir y colocarse el partido empezó y entonces le vi echar a correr hacia el jugador contrario que llevaba el balón.

Entonces empezó a llover y solté un suspiro de fastidio.

Vi a la gente empezar a coger sus bolsos para taparse y yo hice lo mismo.

Entonces en ese momento Lewandowski marcó haciendo que toda la grada se pusiera en pie celebrando el gol.

Yo me limité a aplaudir.

En la segunda parte la lluvia se fue intensificando y al final los chicos marcaron dos goles más.

Salí de allí tiritando y me metí en un baño para mirar el desastre de mi pelo.

Lo peiné como pude y salí para buscar a Gavi.

Cuando llegué a los aparcamientos lo vi apoyado en el coche con un paraguas.

Me acerqué y entonces me pasó el paraguas.

– Entra al coche, Gia.

Asentí y me metí en el coche suspirando de alivio al sentir el calor de la calefacción en mis mejillas.

Él se montó después y entonces condujo.

Cuando llegamos a casa me fui a dar una ducha de agua caliente y me puse el pijama.

Entonces me senté en el sofá y sentí que todo me pesaba demasiado.

Cerré los ojos y entonces me quedé dormida.

Me desperté acariciando mi cabeza y con mucho frío.

Miré a mi alrededor y vi que estaba en la habitación.

Bajé al salón y vi a Gavi jugando a la Play, así que me acerqué y tras sentirme, me miró.

– Gia, vuelve a la cama.

– Voy a hacerme un chocolate caliente.– dije entaponada.

– De eso nada. Ve a la cama y te subo leche con miel.

Iba a decir algo, pero no estaba de ánimos para discutir con él, así que me volví a la cama.

Después Gavi subió con un vaso y algo más en la mano.

Me tendió el vaso y entonces le vi sacar un termómetro.

– Ah no. Ni de coña.– espeté.

– Gia, levanta un brazo.

Negué con la cabeza y entonces agarró uno de mis brazos levantándolo.

Después sentí su mano colarse por debajo de mi camiseta de pijama.

Su mano fría entró en contacto con mi cadera y entonces puso el termómetro bajo mi axila.

Lo miré durante unos segundos y después sonó el termómetro.

Lo quitó y me miró fijamente.

– Tienes fiebre, quédate aquí y descansa.

Le vi levantarse y entonces agarré su brazo inconscientemente.

– Quédate conmigo, por favor.

Le vi mirarme fijamente y tras unos segundos aceptó y se metió en la cama. A mi lado.

Tragué saliva y entonces me abracé a él en busca de algo de calor que darme.

Sus brazos me envolvieron y entonces cerré los ojos sintiendo que el frío desaparecía.

Su mano acarició mi cabeza y yo respiré profundamente.

Me arropé hasta arriba y puse mi cara en el interior de su cuello.

Después solo sentí su mano en mi cabeza y su corazón, latiendo rápidamente.

Y con aquella tranquilidad, acabé quedándome dormida.

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Ea ea ea 🫡

𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora