A la mañana siguiente me desperté enrollada en las sábanas y me senté sobre la cama para mirar a mi alrededor.
Entonces la puerta de la habitación se abrió y vi a Gavi con la ropa del entrenamiento y cargando una bolsa de deporte.
– ¿Ya te has despertado? Pensé que iba a tener que llamar a una grúa para que te despertases y que te llevara al estadio.– murmuró.– ¿Has dormido bien no?
Asentí algo avergonzada y me levanté para ir al baño.
Me di una ducha caliente y estuve un buen rato bajo la ducha, relajando los músculos y preparándome mentalmente para lo que se me venía encima hoy.
Me puse un top azul pastel y unos pantalones anchos color beige junto a mis botas militares.
Al salir me coloqué el pelo después de haberlo secado y entonces vi a Gavi mirarme.
– Ni de coña puedes ir así.– soltó.
– ¿Qué? ¿Por qué?– espeté.
– Toma.
Me tiró una de sus camisetas del equipo y me la puse por encima.
– Vaya pintas.– bromeó.
– Que te den.– dije sacándole el dedo.
Fuimos a su coche y entonces tras dejar sus cosas en los asientos traseros se montó y arrancó para después emprender el camino hacia el estadio.
Cuando llegamos vi a la gente agolpada en el parking para ver si podían conseguir una firma o una foto.
En ese momento me entraron ganas de llorar. O vomitar.
– Tranquila, no voy a pararme porque llegamos tarde.– murmuró Gavi a mi lado y lo agradecí.
Entramos rápidamente y entonces nos bajamos del coche.
Me entregó un pase y entonces cogí mis cosas y me dejé llevar.
Un rato después de dar una vuelta por el estadio encontré mi asiento y me senté.
No sabía muy bien que hacer.
Los chicos salieron y empezaron a dar toques, calentar y hacerse bromas los unos a los otros.
Vi a Pedri agarrar a Gavi por el cuello y entonces señalaron en mi dirección.
Saludé sintiendo la mirada de todo el mundo sobre mí.
Entonces cuando vi a Gavi correr hasta donde yo estaba originando gritos, me acerqué a la barrera y unos guardias me impidieron saltarme.
Gavi llegó hasta nosotros y entonces habló con los guardias quienes se apartaron.
– Relájate, noto tus nervios hasta a ocho metros de aquí.– murmuró.
– Para ti es fácil.– escupí.– A ti no te está mirando ahora todo Dios.
Le vi sonreír y quise borrarle la sonrisa de un puñetazo.
– Acércate.– ordenó.
– ¿Qué?
– Gia, acércate.
Me eché hacia adelante y entonces me envolvió en sus brazos mientras apoyaba su barbilla en mi cabeza.
– Por cierto, no podrás quejarte de haber dormido mal ¿eh?
– Vete a la mierda.– susurré.
– Tenías que cargarte el momento bonito.– soltó separándose.
Lo miré y tras apartarme empecé a subir hasta mi asiento cuando le sentí gritar mi nombre.
Me giré para mirarle.
– ¿¡NO VAS A DARME UN BESO!?
Abrí los ojos como platos y entonces seguí subiendo mientras escuchaba sus gritos.
"Valiente gilipollas"
Después volvió a calentar y luego se fue al túnel de vestuarios para cambiarse.
Al salir y colocarse el partido empezó y entonces le vi echar a correr hacia el jugador contrario que llevaba el balón.
Entonces empezó a llover y solté un suspiro de fastidio.
Vi a la gente empezar a coger sus bolsos para taparse y yo hice lo mismo.
Entonces en ese momento Lewandowski marcó haciendo que toda la grada se pusiera en pie celebrando el gol.
Yo me limité a aplaudir.
En la segunda parte la lluvia se fue intensificando y al final los chicos marcaron dos goles más.
Salí de allí tiritando y me metí en un baño para mirar el desastre de mi pelo.
Lo peiné como pude y salí para buscar a Gavi.
Cuando llegué a los aparcamientos lo vi apoyado en el coche con un paraguas.
Me acerqué y entonces me pasó el paraguas.
– Entra al coche, Gia.
Asentí y me metí en el coche suspirando de alivio al sentir el calor de la calefacción en mis mejillas.
Él se montó después y entonces condujo.
Cuando llegamos a casa me fui a dar una ducha de agua caliente y me puse el pijama.
Entonces me senté en el sofá y sentí que todo me pesaba demasiado.
Cerré los ojos y entonces me quedé dormida.
Me desperté acariciando mi cabeza y con mucho frío.
Miré a mi alrededor y vi que estaba en la habitación.
Bajé al salón y vi a Gavi jugando a la Play, así que me acerqué y tras sentirme, me miró.
– Gia, vuelve a la cama.
– Voy a hacerme un chocolate caliente.– dije entaponada.
– De eso nada. Ve a la cama y te subo leche con miel.
Iba a decir algo, pero no estaba de ánimos para discutir con él, así que me volví a la cama.
Después Gavi subió con un vaso y algo más en la mano.
Me tendió el vaso y entonces le vi sacar un termómetro.
– Ah no. Ni de coña.– espeté.
– Gia, levanta un brazo.
Negué con la cabeza y entonces agarró uno de mis brazos levantándolo.
Después sentí su mano colarse por debajo de mi camiseta de pijama.
Su mano fría entró en contacto con mi cadera y entonces puso el termómetro bajo mi axila.
Lo miré durante unos segundos y después sonó el termómetro.
Lo quitó y me miró fijamente.
– Tienes fiebre, quédate aquí y descansa.
Le vi levantarse y entonces agarré su brazo inconscientemente.
– Quédate conmigo, por favor.
Le vi mirarme fijamente y tras unos segundos aceptó y se metió en la cama. A mi lado.
Tragué saliva y entonces me abracé a él en busca de algo de calor que darme.
Sus brazos me envolvieron y entonces cerré los ojos sintiendo que el frío desaparecía.
Su mano acarició mi cabeza y yo respiré profundamente.
Me arropé hasta arriba y puse mi cara en el interior de su cuello.
Después solo sentí su mano en mi cabeza y su corazón, latiendo rápidamente.
Y con aquella tranquilidad, acabé quedándome dormida.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Ea ea ea 🫡
ESTÁS LEYENDO
𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo Gavi
Подростковая литератураGia sabía que su vida no iba a ser fácil después de que sus padres le obligaran a tener una relación con un chico con el que no tenía nada en común. ¿Cuánto sería capaz de soportar el peso de la fama?