XXVI

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⚠️ Contenido Explícito

Narra Gavi

Gia había estado unos días fuera debido a un asunto familiar al que debía acudir.

Me hubiera encantado ir con ella, pero tenía rehabilitación y no podía perdérmelas.

Cuando llegué al aeropuerto me apoyé en el coche y entonces la vi caminar hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja.

Los hombres la miraban cuando pasaba por su lado, aunque ella ni se fijaba. Estaba demasiado ocupada en mí.

"Eso es nena"

Llegó hasta mí y la levanté cogiéndola en brazos y la besé como un animal. La había echado de menos.

Mucho.

Solo con tocarla ya estaba receptivo.

La dejé en el suelo suavemente y entonces la miré con una sonrisa.

– Venga, vamos a comer.

– ¿Va a invitarme, Páez?

– Por supuesto cariño, venga.– murmuré sonriendo.

La guié hasta el asiento del copiloto y antes de que se montase le di en el culo.

"Que os jodan babosos"

Cuando me monté en el coche encendí la radio y automáticamente le pasé el teléfono a Gia.

Ella sonrió y se metió en Spotify para poner música.

Iban sonando canciones cuando Gia bajó la ventanilla y cerró los ojos.

El aire movía su pelo suavemente y me picaban las manos por tocarla, sentirla contra mí.

Cuando llegamos al restaurante me bajé del coche y abrí su puerta.

Ella se bajó y agarró su falda bajándola un poco. Llevaba una falda excesivamente corta y un top con el que se veía claramente que no llevaba sujetador.
Se había puesto las Jordan beige que le regalé y estaba a punto de morirme.

Caminó a mi lado y agarró mi mano para llevársela a los labios y besarla.

Al entrar nos dieron una mesa y nos sentamos uno frente al otro.

– He tenido una idea.– murmuré.

– Sorpréndeme.– contestó con una sonrisa.

– Podemos ir a Francia.– dije.– Voy a estar de descanso de las rehabilitaciones unos días y me apetece estar todo el día pegado a tu culo bonito.– dije.

Ella me miró y tras apoyar los brazos en la mesa me sonrió.

Tan coqueta como siempre. Seguía coqueteando conmigo como al principio y eso me volvía loco.

– Muy bien Páez, enséñame el Louvre.

– Te enseñaré lo que me pidas cariño.– murmuré.

Sonrió y clavó sus ojos en los míos.

– Amor, quítate la ropa interior.– susurré.

– ¿Qué?– soltó.

– Hazme caso.– respondí.– El tanga. Ya.– pedí.

La vi doblarse un poco y entonces se deshizo del tanga y me lo dio rápidamente por encima de la mesa.

Bebió del vino y entonces me miró fijamente.

Cuando terminamos de cenar salimos del restaurante y nos montamos en el coche.

Arranqué y llevé una de mis manos a su muslo y empecé a subirla hasta que la introduje por debajo de la faldita.

𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora