Gavi estaba bastante liado con los partidos y yo había esperado y había alargado el tiempo todo lo qué había podido, pero ya era hora de hacerlo.
Unos amigos me habían invitado para viajar con ellos a Nueva York durante un par de semanas.
Había aceptado antes de empezar la relación falsa con Gavi y ahora no sabía como decírselo.
Ese día acababa de salir de un partido y yo lo esperaba en su coche.
La puerta del conductor se abrió y le vi sentarse.
– Tenemos que hablar.– escupí.
Gavi me miró fijamente y entonces arrancó el coche.
– Voy a llevarte a cenar ¿vale? En la cena me hablas de todo lo que necesites hablar.
Asentí y entonces condujo.
El camino no fue muy largo y al llegar nos prepararon una mesa apartada del resto.
Nos sentamos y pedimos unas copas de vino y lasaña para mí y ensalada para él. Aunque seguramente acababa robándome a mí.
– Dime.– murmuró.
– Sé que en el contrato ponía que debíamos estar juntos todo el tiempo posible. Pero es que antes de empezar esto yo acepté viajar con unos amigos.
Gavi frunció el ceño y me miró fijamente.
– Y no puedo decir que no.– dije mirándole.
– ¿Qué amigos?– preguntó.
– Mis amigos.
– No los conozco.– espetó.
– Ya. Ya sé que no les conoces.
– No.– murmuró.
Lo miré fijamente y alcé mis cejas.
– ¿No qué?– pregunté.
– No vas a ir.
– Voy a ir, te guste o no. Llevo tiempo sin verles solo por tener que estar pegada a ti.– dije mirándole.
Le vi coger aire y soltarlo lentamente.
– Gia, no conozco a tus jodidos amigos. Joder.
Pegué un golpe en la mesa y me miró fijamente.
– No necesitas conocerles. Tú y yo dentro de tres meses no nos conoceremos.– dije.
– Gia-
– He dicho que no voy a discutir contigo. Voy a ir con ellos, te guste o no. Porque la que tiene el poder sobre mí soy yo misma.
Vi a Gavi subir sus manos a la mesa y apretar los puños.
– ¿Eso quieres?– soltó.
– Sí.– dije.
Asintió varias veces y llegó la cena.
Cenamos en silencio y tras pagar nos fuimos.
En el coche no se escuchaba nada más que el ruido de la calefacción y el motor.
Al llegar a casa me fui directa al jardín y cogí mi móvil para llamar a mis amigos.
Pero no pude hacerlo porque me lo arrebataron por detrás.
Me giré viendo a Gavi subir su brazo, impidiéndome cogerlo.
– Gavi, devuélveme el móvil.– pedí.
– ¿Qué móvil?– preguntó.
– Déjate de gilipolleces.
– No sé de que me hablas.– murmuró.
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𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionGia sabía que su vida no iba a ser fácil después de que sus padres le obligaran a tener una relación con un chico con el que no tenía nada en común. ¿Cuánto sería capaz de soportar el peso de la fama?