IX

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Gavi se había ido a Valladolid para jugar un partido con la selección aquella mañana, bastante temprano.

La llegada a Nueva York había sido una auténtica locura.

David y Javier nada más llegar a la habitación habían empezado a bailar y a liarla parda.

Paula y yo habíamos colocado nuestro equipaje y estábamos preparándonos para salir y dar una vuelta.

– ¿Has hablado con él?– preguntó.

– No.– dije secándome el pelo y peinándolo.

– No entiendo por qué sigues con él si no os queréis ninguno de los dos.

– Porque hay algo llamado "contrato" sobre la mesa, Paula.– dije mientras subía mis medias y me ponía los pantalones cortos de cuero y una camisa blanca.

– Entonces habrá periodistas que te hayan seguido hasta aquí ¿no?

– Me temo que sí.

– Pues entonces salgamos a pasarlo bien.– respondió sonriendo.

Me puse mis botines y salimos juntas del hotel.

Nada más salir me encontré con periodistas, a los que evité a toda costa.

No quería entrevistas. Estaba de vacaciones y pensaba tomármelas al cien por cien.

– ¿Qué hacemos primero?– preguntó Paula.

– Vamos a ir a la Quinta Avenida y después buscaremos un Starbucks, quiero un café.

Ella asintió y entonces caminamos sintiendo las cámaras detrás de nosotras.

Después de burlar a los periodistas estuvimos en Central Park y luego nos fuimos a comer algo.

Narra Gavi

Acababa de llegar de entrenar y cerré la puerta mientras me deshacía de la chaqueta y encendía la televisión de mi hotel en Valladolid.

Lo primero que me salió fue Gia huyendo de periodistas allí en Nueva York.

Me fijé en su ropa y casi me da un infarto.

Nunca la había visto usar ropa así cuando estaba conmigo y estaba un poco cabreado.

Me senté en el sofá y vi que la habían seguido por varios sitios.

De lejos en algunas ocasiones se le veía haciéndose fotos.

Miré mi móvil sobre la mesa y después miré la tele.

"No Gavi. Ni de coña. Ni siquiera estáis saliendo de verdad, no tienes que preocuparte por ella de verdad"

Lo siguiente que captaron las cámaras fue a ella con un vestido que estaba seguro de no haberle visto.

Demasiado corto y rojo para usarlo sin mi presencia.

Dos chicos la acompañaban.

Luego la enfocaron bailando y cantando.

Uno de esos chicos la agarró de la cintura y bailó con ella mientras se reían.

"Esto ya tiene que ser broma"

Agarré el teléfono y entonces marqué su teléfono.

Me lo cogieron al tercer tono.

Aunque no fue ella quien atendió.

Sino una voz masculina.

– ¿Sí? ¿Quién eres?– preguntó.

𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora