XIX

11.6K 440 69
                                    

Narra Gavi

Lo último que sabía de Gia era que andaba por Marbella, y solo verla andar por aquella playa en bikini me estaba volviendo loco.

Había estado hablando con Pedri sobre si debía presentarme allí y aunque él me había dicho que no era buena idea, ya era tarde.

Quería saber si podía arreglar las cosas con ella, porque por algún motivo desconocido habíamos acabado mal.

Al llegar a Marbella me ocupé de encontrarla y cuando lo hice fui al hotel a ponerme el bañador y me dirigí a la playa.

La vi allí con un bikini negro que dejaba todas sus preciosas curvas a la vista.

Solo la había tocado una vez y mi cuerpo ansiaba tenerla conmigo.

Me acerqué lentamente y entonces me vio.

Puso los ojos en blanco y entonces se acercó a mí.

De cerca pude apreciar el color tostado de su piel, las pecas que tenía en la cara y lo increíblemente imponente que se veía.

– ¿Qué haces aquí?

– Vengo a hacerte una negociación.– solté.

Ella me miró y entonces esperó a que continuase hablando.

– Pasemos las vacaciones juntos.

La vi acercarse a mí y entonces tragué saliva.

– Lo haré solo si tú me dices lo que tanto guardas y escondes.– dijo.

– ¿Qué?– pregunté.

– Dos palabras. Ocho letras. Dilo.– murmuró.

La miré fijamente y entonces caí en lo que me estaba diciendo.

La miré fijamente intentando luchar porque mis palabras salieran, pero no hubo sonido alguno.

La vi asentir y entonces agarró sus cosas y se fue.

La había dejado ir, de nuevo.

No me había sido fácil encontrar su hotel y mucho menos que me dijeran en que planta se encontraba, pero aquí estaba, delante de su puerta, dispuesto a soltar todo lo que ella quisiera.

Toqué al timbre y cuando abrió me miró soltando un suspiro.

– ¿Qué necesitas? Estaba ocupada.

La miré de arriba a abajo y la vi envuelta en una bata de terciopelo roja.

– ¿Qué estás haciendo?– solté.

– No te importa.

Intentó cerrar la puerta pero entonces yo abrí haciendo fuerza y entré en su habitación.

Vi a un chico tumbado en la cama y me acerqué a él.

– Pírate.

– ¿Perdón? ¿Tú eres?

– El que va a romperte las piernas como no muevas tu culo de aquí.

El chico se levantó y Gia se acercó a nosotros.

– Aiden...– murmuró.

El tal Aiden negó y entonces abrió la puerta de la habitación y se piró.

– ¿¡SE PUEDE SABER QUÉ COÑO TE PASA!?– exclamó.

– Gia, escúchame.

– ¿Qué te escuche? Me jodiste con el tío de la discoteca, ahora él. ¿Solo tú puedes follar cuando te venga en gana?

– No he follado con nadie desde hace un mes.– murmuré.

– ¿Y? No puedes aparecer aquí y-

– Te quiero.

La vi quedarse quieta, inmune.

– Te quiero Gia. Te he dejado escapar tantas veces que ya no podía más.

Ella sin embargo seguía sin decir palabra alguna.

– Debí decírtelo el maldito día que cerramos el contrato, pero no sabía si tú sentías lo mismo y pensé que lo que hacía era lo mejor.

Me acerqué a ella con cuidado y entonces agarré sus manos frías.

– Te quiero con cada fibra de mi cuerpo y cada latido de mi corazón.

Vi como resbalaba una lágrima por su mejilla y tras limpiarla, pegué mis labios a los suyos.

Correspondió y entonces seguí besándola hasta deshacerme.

Después acaricié sus mejillas recordando aquellos dos meses tan intensos que habíamos vivido.

Después de casi siete meses la tenía aquí, besándome y estaba a punto de desmayarme.

Después la levanté un poco para subirla a la cama y apoyé mis manos en sus muslos mientras seguía besándola.

Gia llevó sus manos a mi nuca y la acarició a la vez que me despeinaba.

Después sus manos bajaron a mi mandíbula y tras apartarme de ella me miró.

– Si esto es una broma para follar conmigo y luego largarte, te aseguro qu-

– Gia, te lo he dicho. Te quiero y no voy a marcharme.

Ambos nos miramos durante unos minutos.

Después volvimos a pegar nuestros labios y entonces se deshizo de mi camiseta.

Iba a hablar pero entonces su lengua bajó por mi boca hasta mis hombros.

– Sabes a sal.– murmuró.

– He ido a la playa...– contesté un poco aturdido.

Su boca volvió con la mía y entonces bajé mis manos hasta su espalda baja.

– ¿Has follado con Paul?– pregunté en medio del beso.

Ella se apartó de mí para mirarme.

– Gavi, ¿en serio?

– Estaba de broma.– dije sonriendo.

Me miró con una sonrisa y volví a besarla.

Agarré sus piernas para pegarla a mí un poco más y después me separé de ella un poco.

Me subí a la cama tumbándola y entonces acaricié su cuerpo con cuidado.

Había echado de menos tenerla delante de mí, dejándome acariciar su suave piel.

El contrato había acabado pero había empezado una etapa importante en nuestras vidas, aunque no habíamos querido verla y ahora estábamos aquí.

Era consciente que teníamos muchos problemas que resolver y que para ello necesitábamos tiempo.

¿Qué mejor tiempo que estando de vacaciones en Marbella?

Aquella noche no nos tocamos más allá de lo visible, pero conversamos mucho. Nos contamos cosas que antes no hicimos. Bebimos mucho vino, reímos mucho, bailamos otro poco y sobretodo disfrutamos.

A la mañana siguiente nos esperaría una cola inmensa de periodistas intentando enterarse de la primicia de si habíamos vuelto, aunque para nosotros este era el comienzo de la historia.

Una donde ambos sentíamos demasiado y pensábamos poco.

Donde los comentarios y opiniones de los demás nos daban absolutamente igual y donde después de siete meses, había amor. Y esta vez de verdad.

Marbella se volvió una de mis ciudades favoritas gracias a esto.

Quizás en cuanto llegásemos a Barcelona todo cambiara, pero allí estaríamos los dos, para luchar con todo lo que se nos viniera juntos, esta vez sin contratos de por medio, sin dinero, sin chantajes paternales y sin rumores de terceras personas.

Porque cuando las cosas se hacen bien, bien quedan. Y cuando me tumbé a su lado para dormir, lo supe.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

Ya dejo de torturaros anda 🫢🥰

𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora