XVI

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Aquel día de la gala me puse un vestido negro pegado a mi cuerpo y después agarré mi bolso mientras me miraba al espejo.

Sentí algo de ruido y entonces levanté la cabeza para ver la figura de mi padre entrando en mi habitación.

– Gia, date prisa, tu madre está descompuesta porque vamos a llegar tarde.– murmuró.

Asentí un poco y entonces bajé seguida de mi padre para después meterme en el coche.

Durante el camino mis padres hablaban de todas las personas que asistían al evento y yo intentaba quedarme con el nombre de alguien, aunque era más bien imposible.

Al llegar los periodistas y cámaras enfocaban nuestra limusina y yo miré a través de los cristales en busca de mi acompañante de esta noche.
Entonces un coche apareció justo detrás del nuestro y le vi bajar de él colocándose la corbata.

Yo sonreí y fue entonces cuando abrí mi puerta y le vi extenderme la mano.

La agarré y entonces sentí miles de flashes cegando mis ojos.

Avanzamos hasta la puerta y entonces empezamos a hablarnos en susurros.

– ¿Qué tal por Ibiza?– preguntó.

Lo miré boquiabierta y entonces me miró sonriendo.

– Los periodistas se enteran de todo, Gia.

Me eché a reír y me agarré a su brazo.

– Echaba de menos Barcelona.– admití.– Creo que volver ha sido lo mejor.

– Me alegra verte feliz.– dijo.

Miré a Paul sonriendo y entonces buscamos nuestros asientos.

Cuando conseguimos sentarnos estuvo contándome que le habían ascendido en el trabajo y no podía sentirme más orgullosa de él.

El silencio llegó cuando un hombre subió al pequeño estrado que habían preparado y entonces sentí una puerta abrirse y me giré para saber de quien se trataba. Aunque pensándolo mejor, me hubiera gustado no hacerlo.

Vi a Gavi entrar seguido de algunos del equipo. Caminaba sin cojear, aunque eso no quería decir que ya estuviera recuperado.

Se sentó en unos asientos más alejados que yo y entonces nuestras miradas chocaron.

Sentí que me dolía el estómago y que iba a vomitar.

– Gia.

Me giré encontrándome con la cara de Paul.

– ¿Estás bien?– preguntó en un susurro.

– Sí, tranquilo.– contesté.

Estuvimos charlando y cuando la pequeña charla acabó todo el mundo se levantó para poder ir a comer y beber algo a una sala aparte que había.

Paul y yo fuimos hasta allí y entonces empecé a saludar a algunos compañeros de mis padres.

Entonces Paul me dijo que iría a por unas copas de vino y que enseguida estaba de vuelta.

– ¿Ibiza?

Me giré viendo a Gavi acercarse a mí, aunque manteniendo una distancia de seguridad entre ambos.

– Ya ves, tenía que ponerme morena.– respondí mientras buscaba a Paul con la mirada.

– ¿A quién buscas, Gia?– preguntó.– ¿Al perfecto doctor?

Abrí la boca para decir algo, aunque no sé muy bien el qué, por lo que volví a cerrarla.

– ¿Estáis saliendo?– preguntó.

𝐅𝐈𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora