Capítulo 66. Dejar ir.

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Sin apoyo, sin trabajo por haber quedado como "mentirosa y oportunista", Gabriela estaba atravesando por su peor crisis de la vida.

Ella debió haber sabido que Kris y Devin solo la usarían para lograr chantajear a Benito, le pintarian un bonito paisaje y cuando ya no sirviera... la desecharian, porque eso era lo que hacían con todos por la familia Jenner cuando ya no servían más.

¿Dónde iba a estar su salvación ahora? Tenía que pensar pero antes debía hacer algo... todo este tiempo la persona que más había estado sufriendo el problema legal de su ex novio y ella, era la pequeña perrita Sansa. Sansa ya no quería comer a consecuencia de no haber visto a Benito. Gabriela la había llevado al veterinario con sus últimos ahorros y el veterinario le había dicho que la perrita estaba deprimida.

Gabriela sabía lo que tenía que hacer, esto ya no se trataba de ella, si no de Sansa. Tomó aire y valor y tocó la puerta del departamento lujoso que estaba frente a ella. Espero un rato para ver la puerta abrirse con la imagen de Benito frente a ella.

Pov Benito

Ahí frente a mí estaba parada Gabriela. Su mirada se notaba bastante distante y parecía no haber dormido en días. Tenía en sus brazos a Sansa.

Sentí una alegría enorme de ver otra vez a Sansa frente a mí. Quería correr a abrazarla y sabia que Sansa estaba igual de emocionada que yo pues al verme comenzó a tratar de salirse de los brazos de Gabriela y a mover su cola efusivamente

-¡Sansa!- saludé extendiendo mis brazos para abrazarla. Gabriela libero a Sansa de sus brazos y la perrita vino corriendo a mí. Saltó y me lamió la cara. Levanté a Sansa y la abracé con todo el cariño que tenía.

-Eres la perrita más linda del mundo- le dije en un tono muy dulce. La perrita se puso a lamerme el cuello y trataba de lamerme el rostro con su lenguita.

-Creo que a ella le encanta verte- dijo Gabriela con una sonrisa algo forzada

Entonces dirigí mi mirada nuevamente a Gabriela y podía notar que la estaba pasando mal. Me hacía sentir realmente mal verla así pero aún estaba muy lastimado por todo lo que ella había hecho, no se me hacía justo que ella hubiera actuado así conmigo cuando siempre me había encargado de ver por ella. La miré serio

-¿Qué haces aquí?- le pregunté mirándola. Ella suspiró y habló

-Sansa te extrañaba, no quería comer porque no te había visto, el veterinario me dijo que estaba deprimida-

Me hizo sentir una tristeza inmensa, no sabía que a Sansa le fuera a afectar tanto mi ausencia. Quería decirle algo, pero no se me ocurrió nada. Sin embargo, Gabriela continuó hablando.

-Ella ha estado triste todo este tiempo, no hay día en que no se asome a la ventana para ver si llegabas- dijo Gabriela.

Ella debería saber que había sido su culpa que yo no viera a Sansa. Desde que me había puesto la demanda y se había llevado a mi perrita de mi lado me había negado cualquier acceso a ella

-Me equivoque Benito- añadió como leyendo mis pensamientos- lastime a Sansa y te lastimé a ti y a mí misma

Su sentimiento de arrepentimiento parecía genuino, pero no sabía si era solo porque se había percatado de que sin mí no podía ser exitosa o si realmente lo sentía. No era capaz de confiar en ella, no sabía cómo reaccionar. Quizás era una idea muy horrible, pero sabía que quizás no era una mala idea alejarme de Gabriela para siempre.

-Todos cometemos errores Gabriela, lo importante es lo que hacemos a raíz de reconocerlo- dije recordando la frase que mi madre me había dicho días antes

The FalsehoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora