✨️Nanon✨️Levanto a Meena para sentarla junto a la llave en el baño de Chimon, y paso su toalla despacio por las manos, para limpiarla.
Vamos a quedarnos acá unos días.
¿Le confiaría mi hija a un asesino de higiene cuestionable?
Sí, es mi mejor amigo, no hay una persona en la que confíe más.
Quisiera solo poder tirarme a llorar ahora, pero no puedo.
Ella es más importante que yo, para mí.
—Papi, ¿vamos a comer? —me pregunta y yo asiento pasando mis manos por su cabello, para arreglarle las colitas.
—¿Tienes hambre?
—Desde que llegamos —dice haciendo una mueca.
Seguramente no ha querido interrumpir nuestra conversación, ella es así de educada.
—¿Quieres que llevemos a Chimon, cariño?
Ella sonríe.
—Sí, es agradable.
—Lo es —respondo mirándola, con un nudo en la garganta.
Ella aplaude, apoyándose en la pared.
—Meena.
—¿Sí, papá?
—Nuestros planes tienen que cambiar un poco —le explico despacio, porque no quiero herir sus sentimientos— nos vamos a quedar unos días acá, con Chimon.
—Está bien —susurra bajando la mirada.
—¿No quieres preguntarme al respecto?
Ella mueve la cabeza negativamente y estoy a punto de romperme.
—Eres muy considerada —susurro sonriéndole.
Meena es lista.
Estoy seguro de que entiende que algo esta mal conmigo.
—Lo siento, sé que te prometí que sería divertido.
—¿Estás triste? —me pregunta agarrando mi mano y muevo la cabeza afirmativamente.
—¿Recuerdas que yo te dije que estaba esperándonos acá?
Respiro profundo porque ella hace un puchero y no necesito decirle algo más, porque ya sabe a qué me refiero.
—¿Él no está esperando?
—No, pero no tienes que estar triste, cariño —me apuro en decirle, limpiando sus lágrimas— ahora se volvió una oportunidad, vamos a poder convertir esto en una sorpresa, y él estará feliz cuando te vea.
—¿Estás seguro?
—Claro que sí —respondo levantándola, para ponerla frente al espejo— mira qué bonita estás.
—¿Y si no le agrado?
—Eres más bonita aún por dentro —digo acomodando su bolsita— cualquier papá quiere una hija como tú.
—¿Mi papá también?
—Va a adorarte —respondo asintiendo y ella sonríe.
—¿Y tú vas a sorprenderlo también? —me pregunta más animada.
—Estará... muy sorprendido.
Si se tratara de mí, estaría ya lejos de aquí, evitando arruinar la vida que construyó en estos años.
Me ha roto el corazón, aunque no esté exteriorizándolo.
Pero no voy a hacerle eso a Meena.
