✨️Nanon✨️Prendo un cigarro, para que el tiempo pase rápido, porque estoy esperando a Chimon en la puerta trasera del bar, para irnos ya.
No es complicado manejar un bar al que un grupo de Alfas adictos vienen a divertirse, pero preferiría estar en mi cama, viendo una película tonta con Ohm.
Quiero golpearme por tener ese pensamiento constante.
He caído fuerte.
Ni siquiera le permití irse, aunque tenía que trabajar.
Le hice jurarme que me iba a esperar ahí.
—¿Me pasaste el turno? —me pregunta Bright parándose frente a mí y yo le sonrío.
—Entrego mañana con Chimon, ¿no sabes leer?
Levanta la pistola que tiene en la mano y me río, porque está cerca de mi frente.
—Dispara si quieres —le autorizo tratando de no reír.
Algo que he aprendido es que mi calma, los pone nerviosos a ellos.
—No me provoques, no me va a costar hacerlo.
—Me da igual, esto es estúpido, yo me gané el negocio, no puedo evitar ser mejor que tú.
Se supone que trabajamos para el mismo lado, pero no soporta que un Omega sea más eficiente que él.
Lo veo colocar el seguro del arma y me golpea en la cara con ella, alejándose.
—Muérete —dice sonriéndome.
Algo que he aprendido también, es a elegir bien mis enfrentamientos físicos.
Prefiero dejarlo pasar.
Bright solo tiene un gran complejo de inferioridad.
Yo cerré un trato bueno, y él está peleándose solo, porque no pudo hacerlo.
Llevo de nuevo el cigarro a mi boca, abriendo mis mensajes.
Busco un sticker bonito, para escribirle a Ohm.
Probablemente ya se ha dormido, esperándome.
Tendré que despertarlo temprano mañana, porque soy un poco adicto a chuparle el pene.
Es eso o la heroína.
Necesito depender de algo.
—¿No querías demorarte más? —le pregunto a Chimon, al verlo salir.
Son las 2, es temprano.
—¿Por qué estás apurándome? —suelta abriendo el auto y yo subo al asiento del lado.
—Tengo mis razones.
—¿No quieres contarme?
—No quiero arruinarlo —respondo más serio y él cubre su boca.
—No puede ser, ¿tiene que ver con un Alfa?
Cierro la ventana, y enciendo la radio, porque ya quiero que arranque.
Me pone nervioso estar ahí.
Él comprende y sale a la autopista, bajándole al volumen.
—Sí, hay un Alfa —digo por fin y él sonríe, aplaudiendo— agarra el volante, imbécil, nos vas a matar.
—Perdón, es que nunca antes me habías hablado de uno —responde serio— creí que no te gustaban.
—No me gustan, los odio a todos, pero estoy hablando de un Alfa diferente.
—¿Diferente a nosotros?
—Sí, él es diferente a todo lo que conozco.
—¿Y estás follándotelo?
—Obvio sí —digo mirando mis uñas— y lo hace muy bien.
Es más que eso, pero no estoy listo para decirlo en voz alta.