✨️Ohm✨️Volteo a ver a Nanon, apoyándome en la almohada.
Se ve lindo, concentrado en la película.
He escogido Ratatouille, y creo que está gustándole, pero yo prefiero mirarlo a él, porque me gusta más.
—¿Qué me ves? —pregunta girando y estira la mano con el control para pausar la pantalla.
—¿Y-Yo? —disimulo poniéndome derecho.
Siento su mano paseando por mi pecho y me tenso.
Nanon está desnudo en la cama conmigo, y hemos cogido, todavía me cuesta procesarlo.
Estaba decidido a tenerlo, pero nunca fue un plan a corto plazo.
No estoy dispuesto a soltarlo más, porque ya probé un poco y no voy a tener suficiente de él, jamás.
Cierro los ojos, porque besa mi cuello, y una de sus manos baja a mi entrepierna, para masturbarme.
—Me distraes, solo quiero ver a la rata cocinando —susurra arrodillándose y baja los labios a mis abdominales.
Mi espalda se arquea, porque mete mi pene en su boca.
Me calienta notar lo mucho que le gusta hacerlo.
Él gime cuando está chupándomela.
Es bueno haciéndolo, y lo sé aunque no tengo otras experiencias previas, pero no las necesito.
Agarro su cintura rápido y lo acuesto a mi lado, cuando veo que va a montarme.
Me mira confundido, porque me acomodo entre sus piernas y beso su nariz, rozando su entrada con la punta de mi pene.
Ya está húmedo.
—¿Por qué estás mirándome así? —me pregunta acariciando mi espalda.
—Po-porque eres pre-precioso —digo penetrándolo y sus labios se abren, mirándome a los ojos.
Entrelazo mis dedos con los suyos, y lo embisto lento, dándole besos pequeños en el rostro.
No estoy seguro de lo que pasa por su cabeza, pero no despega sus ojos de los míos.
Suspiro, porque estar enterrado en él, es definitivamente el paraíso.
—Eres perfecto —susurra agitado, cuando aumento la velocidad del ritmo en que estoy follándolo.
Su olor me confirma lo mucho que me necesita, y mi lobo ama que sea así.
—E-Entonces déjame ser tu A-Alfa.
Él gime más alto, porque le doy más duro en el fondo y sus uñas se hunden en mi piel.
—Ya me tienes en la cama —dice abriendo más las piernas que tiene temblando.
—No e-es suficiente, sa-sabes que yo qui-quiero todo.
Me detengo adentro y él se remueve, porque quiere más.
—Bien —susurra agitado— anúdame otra vez, soy tuyo.
Podría llegar solo por oírlo hablarme así.
Atrapado con mis dientes su labio inferior y golpeo fuerte en su trasero, perdiendo el control.
Mis instintos me hacen querer tomarlo tan duro.
Lo escucho balbucear de placer y sonrío, porque lo estoy causando yo.
Voy a ser un buen Alfa.