✨️Nanon✨️Llevaba el día entero ansioso por quedarme a solas, y lo he conseguido.
No quiero enterarme de nada.
Cuando vi que Ohm y Chimon empezaron a hablar, salí de ahí.
Mi hija ya está segura en casa, necesito tiempo para mí.
Para aclararme lo que siento, para sentirme mal sin tener que disimularlo.
Desde que se me destruyó el corazón, he tenido que actuar como un adulto con una gran responsabilidad.
Y a veces solo quiero actuar como un chico que no soporta la realidad.
Suspiro sentándome en el parque en saco un cigarro, porque necesito fumar.
En estos años, después de poner a Meena a dormir, salía a caminar por el bosque, y fumaba, porque era terapéutico.
Me ayudaba la esperanza que terminó desde que volví a este lugar.
—Es extraño ver a alguien acá llorando con un cigarro en la boca, no pude ser indiferente —me dice sentándose a mi lado— ¿Puedo preguntarte si necesitas ayuda?
Limpio mis lágrimas rápido con vergüenza, olvidé que ahora si hay gente cerca, no solo estoy rodeado de eucaliptos.
—Estoy bien —le digo aclarando mi garganta y giro hacia él.
Me mira obviamente sin creerme, con un cigarro también.
Luce como alguien que podría asaltarme, Chimon no vive precisamente en un barrio legal.
—Te ves terrible, no quiero imaginar como luces cuando estás mal.
Hago un puchero, porque ahora me siento feo.
—Estoy bromeando —me dice cambiando el tono de su voz, y se acerca— oye, no soy un tipo que anda intentando herir a Omegas llorones.
Sorbo mis mocos, y él suspira, estirando la mano a mi cabello.
—No soy la persona más empática del mundo, creo que ya lo has notado.
Asiento despacio, con sus dedos tocándome.
—No sé que está pasándote...
—Mi Alfa se enamoró de alguien más y van a tener un bebé —le cuento llorando de nuevo.
Se pone nervioso intentando callarme y mira alrededor.
—Oye, no llores más, no me veo como alguien precisamente pacífico, las personas van a creer que yo estoy haciéndote esto.
Sorbo de nuevo mis mocos, y él suspira.
—Creo que es una tontería ponerte así por alguien, él se lo pierde, porque eres lindo de verdad, nadie se ve así de bien con la nariz chorreándole, créeme, vas a conseguir a alguien mejor.
—Yo lo quiero a él —respondo llorando más.
Me quedo quieto un momento, porque me abraza.
Estoy en el momento más lamentable de mi vida, llorando en un parque, con un desconocido consolándome, porque me veo fatal.
—Te prometo que no lo necesitas —dice dándome palmaditas en la cabeza.
Froto mi nariz en su hombro y él me aleja despacio.
—Si vas a limpiarte los mocos en mí, merezco un gracias —me dice y asiento, porque tiene razón.
—¿Cómo te llamas?
—Dew.
—Gracias, Dew.