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✨️Ohm✨️

¿Escucharon alguna vez que el instinto le gana a la razón?

Creí que la naturaleza no era capaz de ganarme, hasta que vi a Nanon.

Mi lobo supo que era para mí, desde que lo vio entrar por la puerta del laboratorio en clases de química.

Descubrí en las horas posteriores, que no era el único curso que llevaríamos juntos en el semestre.

Descubrí también, que el resto de Alfas no eran indiferentes a él.

Analicé el panorama un día, en la biblioteca.

En contra de cada pensamiento racional, mi lobo estaba dispuesto a entrar en una competencia imposible de ganar.

Porque yo no hablo.

Después de años con gente idiota riéndose de un trastorno permanente en el habla que obviamente no puedo controlar, yo me acostumbré a quedarme callado.

Estar solo se volvió una solución rápida a ese problema, y empecé a evitar las conversaciones.

¿Oportunidad de ganar? Ninguna.

¿Mi lobo me dejaría observarlo de lejos sin hacer algo al respecto? No.

—¿E-E-Está ocupado? —le pregunto nervioso, porque es la primera vez que estoy así de cerca.

—No —dice sin quitar la mirada de su teléfono— me encanta estar solo acá, pero es un país libre, puedes sentarte si eso es lo que quieres.

Respiro profundo pensándolo, y me siento, porque no quiero retroceder ahora que pude avanzar.

Las personas en la universidad comentan, que esa actitud no es particular, Nanon no tiene la intención de hacer amigos, y no es amable.

Aclaro mi garganta, sacando mis libros, y noto como se estira apoyándose en la silla, aún concentrado en su pantalla.

Sus dedos se mueven ahí, probablemente respondiendo un mensaje.

No es mi plan sentarme en silencio a su lado, así que hago mi siguiente movimiento.

A Nanon le gusta el rosa, no lo refleja en su ropa, lo refleja en las cosas que come.

Estiro mi mano a su lado y le ofrezco un chicle, de los que llevo siempre conmigo.

—No —dice sin mirarme y hago un puchero.

—Son de fre-fresa —le respondo bajito.

—Oh, son de fresa, eso lo cambia todo —suelta con sarcasmo y yo sonrío.

Sé que intenta ser desagradable, pero yo creo que es tierno.

—¿Co-Comerás uno? —pregunto mirándolo y él voltea por fin.

Observa mi rostro y mis mejillas me arden.

Es la primera vez que nuestras miradas se cruzan y mi corazón está descontrolado.

No me había sentido así de expuesto antes.

No estoy acostumbrado a la atención y evito siempre que las personas tengan que dármela.

—Pensé que tú eras mudo —dice aceptando el chicle que le estoy ofreciendo.

Sabe que existo.

Sabía de mi existencia antes de esto.

—No-No-No lo soy.

Él apaga la pantalla de su teléfono y lo pone en la mesa, acomodando su cabello.

—¿Quieres un consejo? —me pregunta sin despegar la mirada de mí y yo asiento.

—Te e-escucho.

—Aléjate de mí, Ohm.

Solo tú [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora