Castillos en el aire

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Capítulo 3

-Señoritas, ¿en dónde creen que estaban?-dijo la directora al ver llegar a las chicas, jadeando.

-Lo siento señora directora, es mi culpa-se apresuró a decir Candy-es que tenía la necesidad de usar el sanitario...

-Muy bien, solo por esta ocasión quedan disculpadas, la próxima vez, serán castigadas-recalcó la directora, mientras organizaba el regreso al colegio.

-Candy ¿Irás a la obra?-preguntó muy preocupada Annie, una vez que llegaron al colegio.

-No lo sé Annie, tal vez ha llegado la hora de enfrentarme a mis fantasmas-respondió con pesar Candy-ahora si me disculpan, quisiera estar a solas.

-Te veremos en la merienda Candy-se despidió Patty.

En la soledad de su habitación, Candy reflexionaba acerca de los hechos sucedidos horas antes. Isabella las guiaba en dirección hacia un restaurante que según sus palabras, hacían la mejor tarta de chocolate de toda la ciudad, caminaban alegremente, cuando instintivamente, Candy les sugirió comer en el restaurant del hotel que estaba cruzando la calle, pues la necesidad de usar el sanitario era tal, que no alcanzaría a caminar el par de cuadras que hacía falta.

Las chicas se iban burlando de Candy, y así entre risas y comentarios de que Candy parecía una criatura al no aguantar la necesidad de orinar, en la recepción le indicaron la dirección de los sanitarios, mientras sus amigas se dirigían al restaurant. Por alguna extraña razón que desconocía, se sentía realmente inquieta, refrescándose el rostro, y después de arreglar un poco sus rizos, se dirigió al restaurante.

En el instante en que entró en el gran comedor, la atmosfera inmediatamente cambió. Candy tenía la sensación de que alguien la estaba esperando, era como una cita con el destino, rió para así, al recordar dicha frase que había escuchado de boca de su maestra de literatura, rápidamente se dirigió a la mesa con sus amigas, pero no por ello, aquel extraño sentimiento desapareció.

En el almuerzo como siempre lo eran sus pláticas, cambiaban de lo banal a lo profundo, y cuál sería su sorpresa, al percatarse de que ya habían estado cerca de dos horas en aquel lugar, rápidamente, pagaron la cuenta y una a una se dirigió a la salida. Con andar lento, Candy se rezagó del grupo, un extraño impulso la hizo detenerse unos cuantos segundos, mientras su corazón latía presuroso, era como si repentinamente, sus piernas se negaran a seguir adelante...

-¡Anda Candy, que estamos retrasadas!-escuchó en la lejanía, la voz de Catherine, ignorando lo que sentía, salió presurosa en dirección a sus amigas, dejando de lado aquel extraño sentimiento de pérdida.....

El corazón de Candy latía presuroso, la actuación de Terry fue impecable, estaba segura que muy pronto le darían nuevamente la oportunidad de protagonizar alguna obra.

El padre de Catherine, quien era el alcalde de la ciudad, al saber el apellido de Candy, inmediatamente extendió la invitación a la fiesta que se ofrecería en honor a la compañía Strafford. Las más emocionadas eran sus amigas, a excepción de Patty y Annie, quienes no dejaban de mirar a su querida amiga.

Haciendo acopio de todo su valor, dirigió una pequeña sonrisa, mirada de medio lado, y haciendo una venía con la cabeza, tal y como le habían enseñado, agradeció la invitación. Ella y el resto de sus amigas se fueron en los autos que les asignó el padre de Catherine, todas platicaban amenamente, solo Candy se mantenía distante.

-Si deseas, nos quedaremos solo un poco, para no desairar al señor Rochester-le murmuró al oído Annie.

-Si... si, eso haremos-respondió con aire ausente Candy, su parte emocional, quería ver a Terry, pero su parte racional, le decía que debía de regresar de inmediato al colegio.

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