Glaciar de Kimura

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TW: CONTENIDO EXPLÍCITO


KAZ SENTÍA ALGO EXTRAÑO en el pecho que le comprimía los pulmones y agitaba con fuerza su corazón.

Era miedo. Lo sabía, era consciente y seguramente jamás hubiese tenido tanto como en esos momentos.

Avanzaban despacio por los canales, deteniéndose debajo de los puentes y en las sombras hasta que las patrullas de la stadwatch pasaban de largo. Esta noche parecía en pie de guerra: sus barcas recorrían los canales con un farol en la proa. Algo había cambiado en el escaso tiempo transcurrido desde el enfrentamiento en el Goedmedbridge. La ciudad había cobrado vida. Y estaba furiosa.

—Los Grisha... —había intentado decir Nina, pero Kaz la había interrumpido enseguida.

—O continúan a salvo en la embajada o ya no podemos hacer nada por ellos. Tendrán que arreglárselas solos. Hay que esconderse.

La situación era jodidamente grave y Nina pareció comprenderlo, pues no dijo nada más. Simplemente se llevó las manos a la cabeza y ahogó un quejido.

—Estarán bien —le dijo Inej, echándole un brazo por los hombros—. Y él también. —Pero Inej se movía con dificultad, tenía la ropa manchada de sangre.

Kaz miró hacia las piernas de la chica suli, donde yacía Russell, tumbada. Él no comprendía qué mierda había pasado en el Arrecife Dulce, pero cuando llegó encontró a Russell tirada encima de una de las redes: pálida como un fantasma, congelada de arriba abajo e inconsciente. Los labios en forma de corazón generalmente rosados habían adquirido un color malva moribundo por culpa del frío que su propio cuerpo generaba y Kaz le había puesto encima su abrigo en un intento por hacerla entrar en calor. No había funcionado. Su piel había comenzado a desechar una especie de escarcha que recorría cada tramo de tejido que encontraba, incluído su pelo aleonado y rizado.

Kaz y Rotty aumentaron la velocidad con la que remaban, llevándolos hacia los canales más estrechos y solitarios, prefiriendo flotar a la deriva siempre que era posible, hasta que doblaron un recodo cerca de la Schoonstraat y Kaz ordenó detenerse. Rotty y él empujaron el bote con los remos hasta ocultarlo detrás de una gran barca que servía como tienda flotante.

Más adelante vieron a la stadwatch patrullando sobre un puente; dos de sus barcas obstruían el canal.

—Están poniendo barricadas —señaló Kaz.

Dejaron allí su gondel y continuaron a pie. Kaz había vuelto a levantar entre sus brazos a Russell con fuerza y manteniendo el bastón bajo la axila.

—Kaz, déjamela a mí, anda —le dijo Rotty, acercándose a él.

—Aparta —gruñó. Rotty obedeció sin rechistar.

Kaz sentía como su pierna dolía horrores después de toda la noche, pero le dio igual. Sujetó a su chica como si la vida le fuera en ello y encabezó la caminata.

Kaz los estaba dirigiendo hacia el Hotel Geldrenner, pues era al único sitio donde podían ir en ese momento, dado que lo más seguro fuera que el resto de la banda ya estuviese allí. «No hay ningún lugar seguro» le había dicho a Wylan y no mentía. Pekka Rollins trabajaba con Van Eck. Entre los dos eran los dueños de media ciudad. Si querían armar algún escándalo lo harían a lo grande.

A medida que se alejaban del distrito industrial y del Barril, las patrullas eran menos frecuentes. La stadwatch estaba concentrando sus fuerzas en las zonas menos respetables de Ketterdam y ellos se dirigían hacia las más caras, donde apenas un puñado de agentes estarían peinando la zona. Aun así, el grupo siguió avanzando con precaución, atajando por callejones, colándose de vez en cuando en un local cerrado o en la planta inferior de un bloque vacío para poder llegar antes a la siguiente calleja.

𝑺𝒆𝒗𝒆𝒏 𝑶𝒇 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒔 || 𝑲𝒂𝒛 𝑩𝒓𝒆𝒌𝒌𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora