El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón.
Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de estallar. Solo son luces, y ruido, y un pequeño pitido incesante que amenaza con querer destrozar mi oído.
Sabía que moriría, lo he sabido desde hace un tiempo ya. No es precisamente su muerte la que me ha quitado el aire. No es el hecho que haya perdido a mi madre después de solo 16 años de vida.
Pero es, lo que ha revelado, lo que se ha guardado dentro de sí hasta el último segundo de su vida.
Sus dedos, amoratados y débiles no han soltado mi mano, no cuando esas palabras salieron de sus blanquecinos labios.
"Tu padre... tu padre es..."
El fuerte sonido de la bocina de alguien me regresa al presente. Una chica distraída no ha notado que un carro venía y casi tienen un accidente. La pobre chica asustada se disculpa con el señor y corre a la entrada de la Universidad.
Regulo mi respiración, acomodando mis pensamientos. Miro los papeles que están a mi lado. La foto que me tomé apenas ayer sobresale de uno de los folderes.
Cabello negro, más largo de lo que lo he llevado jamás. Un cambio, para un nuevo comienzo. Un propósito y una meta.
Me miro en el espejo del auto una vez más, antes de poner unos oscuros lentes sobre mis ojos. Miro la pequeña falda jeans que cubre justo lo necesario y la camiseta gris que deja ver mis hombros.
Tomo los papeles y mi pequeña cartera y camino hacia la entrada. Sin antes haber ingresado, pero sabiendo bien a quien busco.
El primer día de la universidad va como cualquier primer día, las filas de los nuevos alumnos con guías son los que más se hacen notar, pero los estudiantes de años siguen aglomerándose con sus viejos compañeros, con la esperanza de estar juntos en algunas clases.
Busco con la mirada, ignorando a los que pasan a mi lado. Sé que mi vestimenta no es adecuada, no para un día de universidad al menos, pero precisamente lo que quiero es hacerme notar.
Que piensen lo que quieran, necesito que piensen justo lo que no es.
Noto a un castaño justo al lado de una escalera, está hablando con otros chicos.
No me permito verlos mucho, mi vista está en ese castaño.
Su maleta está un poco abierta, pero no parece que lleve nada dentro de todos modos. Una sonrisa relajada baila en sus labios mientras se ríe con los otros chicos.
Mis pasos no se detienen ni un segundo. Veo las escaleras y no lo dudo.
Esto puede terminar muy bien, o muy mal, pero es algo que se analizará después.
Noto una chica distraída caminando cerca de ellos y acelero el paso. Choco con ella, me voy de lado chocando nuevamente con el chico castaño.
Abro mi boca cuando me siento caer por las escaleras, pero un brazo fuerte me sujeta, impidiendo que caiga.
Salió bien entonces.
—Wow, wow, wow, cuidado—la voz del chico resuena en mi oído. Escucho como la chica se disculpa, pero cuando me enderezo ella ya se ha ido.—¿Estás bien?
Me dejo respirar una sola vez antes de levantar mi mano, quitándome los lentes de sol de mis ojos.
—¡Lo lamento tanto!—mi sonrisa crece cuando noto la sorpresa del chico al ver mis ojos.
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Mira a través de mis ojos
Teen Fiction(HISTORIA TERMINADA) El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón. Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de e...