Capítulo 22

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Salgo de casa apurada, teniendo que digitar mi codigo de seguridad dos veces antes que la puerta quede cerrada.

Casi grito al ver al señor trajeado parado delante de un auto negro.

Me calmo al reconocerlo, me acerco a él.

—El señor Ian me mandó a recogerla.—dice y yo asiento, recordando que mi carro quedó donde Oli.

Miro la hora en mi celular luego de saludarlo, el señor me abre la puerta, le agradezco después de pedirme que me lleve a casa de Oli para recoger mi auto.






Entro a clase, disculpándome con el profesor por llegar tarde.

Camino a mi puesto, mis hombros hundiéndose al ver el puesto de mi lado vació.

Me siento, revisando mi teléfono por mensajes, pero solo encuentro uno de Luna preguntándome si fui por mi auto a casa de Oli, le respondo.

Me giro hacia una chica a mi lado.

—Disculpa, ¿me podrías prestar una página y un lapicero?—le sonrío con vergüenza y le agradezco cuando me da lo que le pido.

Suspiro, tratando con todas mis fuerzas de poner atención, ignorando el dolor de mi pecho que no parece querer desaparecer.






Camino hacia la mesa cerca de las canchas de fútbol en la hora del almuerzo. Luna me abraza alegre, regañandome una vez más por no haberle avisado anoche que llegue con bien a casa, le sonrío a modo de disculpa sin tener ganas de inventar una excusa. Saludo con la mano a Oli que me regala un pequeño asentimiento de cabeza y una sonrisa.

Me acerco a Asher, cuando veo que su intención de besar mis labios muevo mi cabeza disimuladamente, recibiéndolo en mi mejilla.

El ceño del castaño se frunce ligeramente, pero finjo no verlo, camino hacia el otro lado de la banca quedándome paralizada al ver que Ian se encuentra acostado en todo lo largo de esta.

Suspiro, levanto su cabeza, sentándome, dejando con cuidado su cabeza sobre mis piernas, antes de poner mi cartera sobre la mesa.

Los ojos de Ian se abren con confusión, sin duda es el sueño que hace que le cueste realizar adonde se encuentra.

Bajo mi mirada, cuando sus ojos chocan con los míos.

Le regalo una sonrisa sin mostrar mis dientes. Una disculpa bailando en mis ojos.

La confusión desaparece de los suyos, me regala una sonrisa del mismo modo, pero esta no esta ni cerca de llegarle a los ojos.

Luna empieza a hablarme sobre como los vecinos casi llaman a la policía por el ruido que hacían anoche.

Por suerte ninguno de los chicos delante de mí notan el escalofrío de incomodidad que me recorre el cuerpo.

Me sobresalto al sentir un dedo en mi abdomen. Bajo mis ojos al ver como Ian se acomoda un poco más sobre mis piernas, su dedo se mueve inocentemente entre mi abdomen y la cadena dorada que adorna el contorno de mi cintura.

Mi respiración se hace superficial al sentir su frío dedo moviéndose de un lado a otro.

Ian a cerra los ojos otra vez, acomodando mejor sus piernas.

Mira a través de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora