Entramos al aula de espera, nos encontramos con Ian dormido en el sofa.
Oli y yo, rodamos los ojos.
—Puedo sentir lo que hacen.—la voz medio dormida de Ian nos hace reir.
El pelinegro abre los ojos, viéndonos completamente aburrido.
—¿No dormiste anoche?—pregunta el rubio, caminando hacia las ventanas, abriéndolas para aerear el cuarto.
Los ojos del chico viajan de mi rostro hasta la punta de mis zapatos. Asiente, como si aprobara mi atuendo. Ruedo los ojos una vez más.
Oli lo voltea a ver, aun esperando la respuesta, pero luego sigue abriendo las ventanas cando ve a Ian estirándose.
Ian se queja mientras se acomoda sobre el sofá.
—No me dejaron dormir mucho.—su voz suena con burla.
Golpeo su cabeza, escuchando su leve queja mientras camino hacia Oli, ayudándolo a abrir las ventanas.
—¿Isabeth?—pregunta Oli confundido, el gruñido de Ian ante la mención de la hermana de su madre llena el cuarto.
Oli se gira para verlo, preocupación bailando en sus ojos azules.
Pero antes que le dé tiempo de inventar algo la puerta se abre, Asher entra al aula con su típico aire despreocupado, su cabello está un poco desordenado, como si lo hubiera estado moviendo mucho. El leve sonrojamiento en sus orejas puede indicar que está un poco nervioso.
Mi corazón se hace pequeño a verlo, no hemos podido hablar desde esa vez, las pocas veces en la que nos hemos cruzado en medio de clases solo nos hemos saludado levemente.
Asher saluda a Ian, tocando levemente su cabello, abraza un poco a Oli y luego se acerca a mí.
Me regala una pequeña sonrisa antes de besar mi mejilla. Le sonrío de regreso apretando su hombro.
—¿Luna?—pregunta Asher mirando a Oli. El rubio le explica el plan. El castaño camina hacia Ian, levanta sus piernas y luego se sienta.
Ian sin tener fuerzas de explicarle que hay más asientos libre solo se acomoda de nuevo, cerrando sus ojos una vez más.
Me acomodo los lentes sobre mi nariz, apartando la mirada de la computadora para ver el mensaje en el chat de grupo. Sonrío al ver las fotos que Luna hizo que un mesero nos tomara.
Luna aparece regañando a los chicos en las primeras cinco, Oli el unico que solo sonríe, como si ya estuviera bien entrenado en el tema de las fotos. Me rio ante ello. Al pensar en la relacion de ambos. Preguntándome si algo cambiaría entre ellos cuando todo...
Muevo mi cabeza de lado a lado, quitándome el pensamiento de la cabeza.
Mi corazón se hace pequeño al ver los ojos de Ian, ojos que en ninguna foto se separan de mí.
Suspiro, dejando caer mi teléfono.
Cierro la ventana donde leia la agenda del gobernador de este fin de semana. Entro al pequeño icono verde, aplicación que conecta directamente con la computadora que el gobernador tenía en la sala de conferencias. Pague buena suma de dinero para lograr que esta conneccion se abriera lo suficiente para mantenerla estable con esa computadora y con cualquiera conectada con ella.
Tomo un poco más de una semana tener todas la pruebas de los fondos movilizados a cuentas externas, cuentas que claramente no son aceptadas por la asamblea del gobernador.
Algunas imágenes de personas relacionadas con las transacción ya están guardadas en las carpetas guardadas en al menos 17 claves usb, escondidas por toda la casa.
Leo las numerosas carpetas una y otra vez para asegurarme que no paso nada por alto.
Dejo de respirar al ver una nueva, busco información sobre ella solo para darme cuenta de que no hace más de un par de segundos se ha creado. Me desespero al no poder abrirla, pensando en mil y una razon por la cual el gobernador crearía una nueva carpeta en el mismo lugar donde guarda toda su información ilegal, con el nombre de su hijo.
Entro a mi auto después de mandar un mensaje solicitando acceso a esa carpeta. Luego de recibir la respuesta que espero meto mi teléfono a mi cartera
Acomodo la pequeña chaqueta del mismo color que mis pantalones sobre mi top blanco antes de encender el auto.
Miro la hora de mi teléfono, casi las nueve de la noche. La leve lluvia ha hecho que la gente se refugie en los restaurantes y bares de la zona.
Tomo un sorbo de mí te helado, agradeciéndole a la chica que me ha traído una sopa de wantanes, regresando mi mirada a la ventana frente a mí.
Me quedo quieta al reconocer el auto negro, un paraguas del mismo color aparece cuando el chofer sale del auto, abriendo la puerta de atras, escoltando al gobernador.
Sería imposible reconocerlos al no ser el auto oficial de su puesto, sino que uno que está guardado en casa de Oli, tan oculto como para que nadie pudiera relacionarlo con la familia.
Cualquiera que esté prestando atención podría creer que solo es un señor rico, queriendo entrar a un hotel decente, ignorándolo en el instante. Pero mis ojos no se separan del gobernador, cuando este de hecho, no entra al hotel sino que camina hacia el callejón al lado. Donde alguien vestido completamente de negro ya esta ahí esperando.
Sonrío, jugando con la pajilla cerca de mis labios.
Miro el reloj de mi pequeño reloj, dándome cuenta que perdí una apuesta sobre el tiempo que le tomaría al gobernador actuar sobre la pequeña amenaza recibida.
Una foto, una foto de él comprando drogas hace unas décadas atrás, es suficientemente abominable para su perfecta imagen que le tomó menos de treinta minutos reaccionar.
¿Como reaccionarias ante todo lo demás?
¿Cuándo todo tu mundo caiga en picada?
Maldita sea necesito ver esa expresión.
Bajo mi vaso, justo cuando veo como el gobernador le pasa una bolsa negra al chico de negro, y este a su vez le da una llave usb, se intercambian algunas palabras. El típico "es la única copia disponible blah blah blah".
El gobernador camina hacia su auto, lo veo con la mandíbula ligeramente tensa, a pesar de la lluvia y la lejanía, es como si puedo sentir su molestia.
"Listo"
El sonido de la notificación del mensaje es como música para mis oídos.
Mi respuesta es rápida.
"Puedes quedarte con el dinero"
Sophia's Outfit
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Mira a través de mis ojos
Teen Fiction(HISTORIA TERMINADA) El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón. Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de e...