Muerdo ligeramente el lapicero tratando de entender el ejercicio que está en la pizarra.
Ignoro completamente la mirada del chico pelinegro a mi lado, que ha pasado de dormir en clase a solo observarme.
Y aunque su boca se abre cada tanto tiempo queriendo decir un comentario obsceno, puedo imaginármelo, se mantiene en silencio. Dejándome concentrarme en las clases, anotando lo que dice el profesor y resolviendo los ejercicios que nos deja.
Volteo a verlo, con la estúpida esperanza que él pueda explicarme el ejercicio, pero cuando noto que sus ojos están fijos en mis labios bajo el lapicero.
—¿Cómo es que pasas las materias?—pregunto logrando que sus ojos choquen con los míos.
—Tus anotaciones son muy buenas.—dice y ruedo los ojos.
Miro la pizarra otra vez, volteo a ver al chico al otro lado, armándome de valor para preguntarle, pero la presencia de Ian me sobresalta. Pasa una de sus manos sobre la mía, apuntando mi página.
—Estás tomando el monto incorrecto, no te están pidiendo cuál es el precio final, te están pidiendo cuál es el máximo de producción para que él no haya perdida.
El olor de su colonia invade mis fosas nasales, si no tuviera una camiseta negra manga larga su cabello me daria cosquillas.
Lo tiene un poco más largo de lo normal, su cabello lacio ya no parece tan lacio.
Sus ojos pasan de mi hoja a mí, esperando mi respuesta.
Parpadeo, tragando grueso antes de volver mi vista al papel. Asiento, tratando de hacer que mi cerebro recuerde lo que ha dicho.
Por suerte el profesor se levanta, dando unas palabras finales antes de salir del aula, todos los alumnos con el.
Le tomo foto a la página y luego la entrego. Ian la toma y la dobla delicadamente antes de meterla en su bolsillo, sonriéndome como manera de agradecerme.
Agarro mi cartera y me levanto caminando a la salida mientras me aseguro que mi falda negra tape todo.
—¿Tienes hambre?—volteo a verlo, Ian se acomoda su maleta atrás de su espalda, su camiseta blanca resalta por su chaqueta negra con gris.
—Planeaba comprar algo en la cafetería y después ir a dormir a la biblioteca, tengo clase hasta las 4.—digo, jugando con mi suéter café.
Ian mira su celular contando las horas antes de mi siguiente clase. Asiente.
—Ven.—me sorprendo cuando su mano toma la mía.
Volteo a ver a ambos lados, aliviada de ver el vacío pasillo.
Caminamos hacia el parqueo. Cuando estamos delante de su auto abro mi boca para objetar.
—Te traeré antes de tu clase, anda.—abre la puerta de copiloto, empujándome ligeramente hacia el asiento.
Me río dejando mi cartera en la parte de atrás del auto, poniéndome el cinturón antes que el chico entre al auto.
Ian me voltea a ver, agarro mi cinturón y se lo muestro. El pelinegro se ríe, veo sus labios, apreciando cada vez más su risa.
Levanto mi vista reteniendo la respiración cuando veo que sus ojos se oscurecen al ver mis labios.
Ian se acerca a mí, acercando su rostro al mío con su mano, uniendo nuestros labios.
Suspiro al sentir el toque, ansiosa luego de no haberlo sentido durante un tiempo.
Instintivamente mi mano va al cinturón, con toda la intención de desabrocharlo, pero su mano libre me detiene.
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Mira a través de mis ojos
Teen Fiction(HISTORIA TERMINADA) El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón. Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de e...