Capítulo 11

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—¡Soph! ¡Estás preciosa!— el cabello de la pelirroja cambia de color con las luces del bar.

Me separo completamente de Ian, abrazando a Luna que se ha cambiado a un pequeño vestido de noche.

Veo detrás de ella y noto a Oli, mirando a su novia, levanta su barbilla a modo de saludo. Luna abraza a Ian, que le regala una pequeña sonrisa.

Otras manos me abrazan por atrás, los labios de Asher se estampan en mi mejilla. Me río ante las cosquillas de su cabello. Me doy la vuelta para verlo.

—Y yo que creía que me ignorarías después de ser famoso y aparecer en televisión.—me burlo y el sonríe, achicando sus ojos.

—Ni lo menciones.— dice besando nuevamente mi mejilla.—¿Qué tal el estudio?—habla mirándome pero esperando una respuesta de Ian, que solo se encoge de hombros y empieza a hablar con Oli.

—Estuvo bien, adelantamos más de lo que esperábamos.—le sonrío, viendo como la leve molestia de los ojos de Asher desaparece cuando sus castaños ojos me miran.

—Me hiciste falta hoy.—dice en mi oído, posando un leve beso justo en mi cuello.

—El próximo año será.—digo, sin poder evitar tener un nudo en mi garganta pensando en el reloj con la cuenta regresiva.






Me dejo caer en al asiento justo a tiempo para ver al profesor entrar por la puerta.

Dejo caer el gorro de mi hoodie gris hacia atrás, quitándome los audífonos.

Tomo mi café y soplo un poco antes de darle un sobo.

Finalmente volteo a mi derecha viendo lo que a mi parecer es demasiado temprano, la ceja de burla de Ian Hill.

—¿Tienes unos de cada color?—dice apuntando a mis zapatos peludos negros.

Un poco más altos que los blancos que traje hace un par de semanas.

—Puedes venir a casa y averiguarlo.—respondo con el mismo tono.

—Dime día y hora.—aparto su cara con mi mano, sintiendo su risa en mi palma.

Ian me entrega una hoja y un lapicero y suspiro antes de anotar lo más rápido que puedo lo que el profesor dicta.

Le tomo foto a mis notas antes de pararme de mi asiento, para mi sorpresa Ian sigue metido dentro de sus brazos.

Estoy a punto de despertarlo cuando recibo una llamada de un número desconocido.

La llamada dura exactamente tres tonos antes de morirse.

Miro a Ian una vez más antes de salir por la puerta.

Camino hacia mi auto, ignorando las tres clases siguientes. Con suerte no dure tanto como para poder regresar para la última.






Me toma casi cuarenta minutos llegar a la dirección que me ha enviado. Suspiro al ver una pequeña cabaña tan escondida que perfectamente se esconde ante la vista de los que pasan por la carretera.

Salgo del carro, animándome a mi misma.

Un olor familiar entra por mis pulmones, una sonrisa formándose al ver a la figura sentada en una silla de madera.

Mira a través de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora