Apago el carro dejándome caer en el asiento, suspiro sorprendiéndome de no haber chocado de camino aquí.
Ni siquiera sé por qué vine si es tan tarde.
Veo mi teléfono en que esta a mi lado, una notificación sonó hace más o menos quince minutos, segundos después que le haya escrito a Ian que ya estaba cerca. Pero aun estando parqueada frente a una pequeña casa no sé si el mensaje me dice que si puedo entrar o que si la cena ya a terminado.
Con la hora que es no me sorprendería.
Miro de reojo la gran pila de papeles detrás. Solo subirlas todas al auto habían tomado mucho tiempo y mucho esfuerzo.
Maldita sea debería de hacer ejercicio.
Un golpe en la ventana me hace maldecir.
Veo como Luna se acerca a la ventanilla, tratando de ver dentro del polarizado.
Abro la puerta, saliendo como puedo del auto.
—¡Luna! Casi me matas de un susto.—digo, pasando mis temblorosas manos por mi cabello, cerrando el auto.
—Lo siento, te vi parquearte hace como cinco minutos ¿estás bien?—la pelirroja agarra una de mis temblorosas manos, su mirada baja a las que creo son temblorosas rodillas.—Soph, ¿qué pasa?
Mi mente viaja tan rápido, aun tratando de recomponerme de todo. Pero las mentiras salen tan rápido, que no me dan tiempo de frenarlas.
—Casi me chocan.—trago grueso, los ojos de Luna se abren con pánico.—Un señor...—digo señalando a la vacía calle.—Estoy segura de que estaba ebrio, viré a tiempo, pero... No sé bien como llegué aquí después de eso.—mis labios empiezan a castañar.
Reconociendo a mi misma que lo último no es mentira, bien pude haber tenido un accidente por la rapidez de mi auto, no puedo recordar los últimos veinte minutos para nada.
Un segundo estaba en esa cabaña y al otro tengo a Luna, preocupada y asustada por mí, abrazándome.
Luna toma mi mano cuando finalmente logra calmarme lo suficiente para que mis manos dejen de temblar. La pelirroja me guía a su casa, sin soltarme en ningún momento.
La casa es tan acogedora como parece, todo grita Luna, lleno de arte y colores por todos lados.
El ruido de cubiertos y platos se escucha desde la entrada, el comedor no estando tan lejos.
La conversación se para cuando entramos, todos miran nuestras manos entrelazadas.
No sé que cara pone Luna, pero es su madre la que se acerca a nosotras.
—Tú debes de ser Sophia.—la pelirroja madre de Luna me abraza, su hija, no suelta mi mano en ningún momento, como si necesitara mostrarme su presencia.
—Gusto en conocerla, muchas gracias por invitarme, lamento mucho la hora.—la miro apenada.
Mi pecho se llena de luz al ver su rostro. El rostro de una madre cariñosa.
La señora delante de mí voltea a ver a su hija solo un segundo antes de asentir.
—Acompáñame linda, te serviré un poco de comida.—asiento, Luna me mira unos segundos, asiento con una pequeña sonrisa sin dientes, la chica suelta mi mano y me deja guiar a su madre a la cocina detrás de la puerta frente a nosotros.
Escucho como Luna empieza a susurrar, pero sus palabras se apagan cuando la puerta se cierra detrás de mí.
—Mi nombre es Aurora.—la señora toma mi mano, apretándola con cariño.
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Mira a través de mis ojos
Teen Fiction(HISTORIA TERMINADA) El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón. Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de e...