La lluvia cae a mares. El ruido de esta es lo único que se escucha en la gran y solitaria casa.
Los muebles de la sala aun plastificados parecen tenebrosos ante la falta de luz.
Miro mi taza volteada sobre la pequeña mesa de vidrio.
Mis ojos desenfocados por el alcohol en mis venas apenas pueden identificar mis tenis en la entrada de la casa.
No le mentí a Oli cuando dije que tenía cosas que hacer en casa.
El cansancio fue secundario cuando vi todo lo que me había propuesto hacer.
Abrir los cuartos que no he abierto, aun con tanta historia preparada para devorarme. Quitarle el plástico a todos los muebles, llenar la cocina con comida y cosas para que esta casa se sienta más como un hogar.
Pero mis pies habían caminado justo hacia esa puerta, la única que me había permitido a abrir después del cuarto de huéspedes.
Una puerta bajo la cocina, donde una insana colección de botellas descansa.
Sin reconocer ni la mitad de ellas agarre una que tenía una gran cantidad de porcentaje de alcohol, lavando una de las pocas tazas olvidadas, me senté en el piso, frente a las puertas del jardín, viendo como la lluvia se desase de todos mis pensamientos.
Ajusto los calentadores blancos que tienden a deslizarse de mis medias negras, haciendome tropezar cada tanto.
La puerta delante de mí se abre y un chico me sonríe antes de dejarme la puerta para que entre.
Quiero decirle que no entraré, pero asiento antes de entrar.
El olor a pintura y arcilla me llena las fosas nasales.
Un pequeño recuerdo de mi madre enojada al ver todos los muebles blancos llenos de pintura casi me hace sonreír.
El pasillo es más largo de lo que pensé. El área de arte de la universidad es uno de los más aclamados, la lista de espera para entrar es tan larga que muchos pierden las esperanzas antes de siquiera intentarlo.
Recorro el pasillo ojeando algunas clases. Muchos estudiantes están escuchando a un profesor pero otros están en sus salones adelantando proyectos.
Quito mis lentes oscuros de mi rostro y los pongo sobre mi cabeza, tratando de ver algunos de los proyectos que hacen. Sonrío al ver las pinturas en lienzos más grandes que yo.
Nostalgia me cubre el pecho al pensar en esos canvas enormes.
Llego al último salón y es un milagro que no haya nadie porque mi cuerpo no parece detenerse cuando veo lo que hay dentro.
Esculturas.
De todas formas, humanos, animale y objetos abstractos.
La escultura del rostro de un chico me hace detenerme. Sus ojos parece en agonía, su boca apenas abierta como si estuviera quejándose de algo.
—Es preciosa ¿no?—me sobresalto al escuchar una voz a lo lejos.
Sonrío al verla, su pelirrojo cabello está sujeto en una gran cola alta, sus mejillas y manos están manchadas con pintura seca y su overol parece no haber visto agua nunca.—Creí haberte visto pasar.
Luna se acerca a mí, sin apartar la mirada del rostro delante de mí.
—¿Tú...?
—Oh, no, soy más de acrilico que de estructuras.—dice negando con la cabeza.—Es un chico que esta a punto de graduarse.—mi sonrisa crece cuando asiento.
ESTÁS LEYENDO
Mira a través de mis ojos
Teen Fiction(HISTORIA TERMINADA) El reloj está sonando. Tic tac, tic tac, suena tan fuerte que parece que compite con el sonido de mi corazón. Todo ha quedado paralizado. Aunque el mundo a mi alrededor parece no detenerse ni porque mi corazón está a punto de e...