Blue [Lumity]

Doce.

El constante goteo del grifo del baño era la única cosa que Amity podía escuchar mientras sus manos temblorosas buscaban dentro de su mochila. Era temprano. Más temprano de lo que la mayoría de la gente llegaba a la escuela. Pero Amity tenía cosas que hacer.

Respiró hondo mientras sacaba su pequeña bolsa de maquillaje de su mochila, deslizando el cierre para abrirla y poniendo una mueca de dolor cuando movió su hombro con demasiada rapidez. Su torso palpitaba de dolor y tuvo que mantener el equilibrio contra la pared del baño. No importaba lo mucho que ella quisiera romperse y llorar, sabía que sólo le causaría más dolor.

Mordió su labio con fuerza y levantó su camisa para tener el torso descubierto, utilizó su pequeño espejo de mano para inspeccionar los moretones. Amity colocó una pequeña cantidad de maquillaje a las marcas, suavemente tratando de encubrirlas. Esto, básicamente, se había convertido en una rutina matutina para ella.

A medida que sus pensamientos comenzaron a vagar, pensó de nuevo en la vida de antes de la muerte de sus padres. Mala idea. Rápidamente se llevó la mano a la boca para no echarse a llorar. Dejó su bolsa de maquillaje y con cuidado trató de secarse los ojos para evitar que su delineado y rímel no se corrieran.

Amity saltó cuando oyó el crujido familiar de la puerta del baño. Se quedó paralizada. Conteniendo el aliento, escuchó pequeños pasos entrar al baño.

Luz tiró su mochila al suelo al lado del lavabo, tomando un paso hacia atrás y arreglando su cabello frente al espejo. Se supondría que sería una visita rápida al baño, pero se detuvo cuando escuchó un pequeño sollozo de uno de los gabinetes.

—¿Hola?

Amity se congeló cuando oyó la voz suave llenando la habitación. Por mucho que quería responder, sabía que no debía molestarla. Contuvo el aliento y trató de permanecer lo más quieta posible. Sabía que era Luz.

Luz bajó un poco la cabeza, sin reconocer de quién eran los zapatos blancos que se veían bajo la puerta. Quienquiera que fuera, obviamente, no quería compañía. Luz se mordió el labio y miró a su mochila. En silencio, abrió la bolsa y busco dentro por algunos momentos.

Amity saltó cuando algo se deslizó bajo la puerta. Entrecerró los ojos, dándose cuenta de que era una pequeña barra de granola y un paquete de chicles. Ella se confundió.

—Sé amable contigo misma —la suave voz de Luz se escuchó de nuevo. Amity sintió que su corazón se caía de su pecho—. Ya casi es verano.

La chica de pelo oscuro se puso de pie al momento que Amity lentamente se agachó para recoger las cosas. Escuchó los pasos de Luz moverse hacia la puerta del baño. Luego la habitación quedó en silencio.

—Por cierto, quieren a todos los de último grado en el gimnasio —Luz habló una vez más—. No sé si te estás graduando hoy... pero si eres... imaginé que querrías saber —la chica de ojos marrones se aclaró la garganta—. Uh, sí. Espero que te sientas mejor —balbuceó, maldiciendo a sí misma por ser tan torpe.

Amity no pudo evitar sonreír. La chica era tan adorable. Si tan sólo hubiera sabido quién estaba dentro de la cabina. Definitivamente ella no habría sido tan agradable.

Una vez que la puerta del baño se cerró, Amity abrió lentamente la barra de granola y le dio un mordisco mientras sacaba su toga y birrete de su mochila.

Estudió la tela azul y amarilla, dándole la vuelta en sus manos y suspirando suavemente. Hoy se graduaba. Hoy, todo cambiaba

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